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Voto de javierfae:
10
8.1
89,246
Thriller. Intriga. Drama
Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
20 de abril de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Faltan dedos en las manos para enumerar las mil sensaciones que transmite esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En primer lugar, un thriller cautivador que ofrece una historia trepidante en un marco histórico interesantísimo: la dictadura argentina. El desenlace del mismo, que me cuesta creer que deje a alguien indiferente, (-dile por lo menos que me hable...) muestra, por un lado, una interpretación muy original e impactante del concepto de justicia. Por el otro, una historia de amor puro sesgada por la tragedia en la que el espectador se mete de lleno sin que la amada interprete un sólo minuto, pues apenas se le ve en un par de fotos en blanco y negro.
Segundo, un drama que muestra las injusticias y barbaridades hechas por la dictadura de Videla, (maltrato a inmigrantes, policía corrupta) que indigna y conciencia al espectador.
En tercer lugar, la amistad de Benjamín y Sandoval cautiva y emociona. Empatizar con este simpático borrachín sinvergüenza resulta muy fácil. Las escenas en el bar protagonizadas por ambos resultan a la par divertidas y auténticas, y no hacen más que reafirmar el gran papel que realiza Guillermo Francella, que nos deja frases mágicas como:
-"Para mí es más fácil, Benja, yo no estoy enamorado"
ó
-"El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios... Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín. No puede cambiar de pasión".
En otro plano, se muestran un sin fin de detalles de la sociedad argentina: el fútbol, los diferentes orígenes, la taberna, la inmigración, los apellidos (-ella es Menéndez-Hastings, vos sois Expósito...), incluso el desprecio a los becarios (hay que admitir que resulta gracioso).
Y por último, llegan Ricardo Darín y Soledad Villamil, espléndidos, con una historia de amor completamente paralela y a la vez ajena al desarrollo de la trama, que muestra una tragedia que ha estado presente en todo el mundo ( y sigue estando): la diferencia de clase como barrera para el amor. El miedo, la desolación, la tristeza, el DOLOR que inmejorablemente muestra Darín, eriza la piel. Un amor que evidentemente revolotea durante toda la cinta pero que nunca llega a ser más que un casi, una puerta que Sandoval no deja que se cierre, un temo al que le falta una letra, un beso en la estación que se esfuma... Es precisamente esta escena del tren uno de los momentos más intensos de la película: las dos manos tocándose separadas por un cristal, una carrera perdida desde antes de empezar...
Sin embargo, Campanella decide hacer un guiño al público, finalizando la cinta con un: mejor tarde que nunca.
-Tengo que hablar con vos.
..
-Va a ser complicado.
-No me importa.
Habrá a quien le parezca forzado, que si no sé cuántos años después esas cosas no pasan, que si no es creíble... Sin embargo, pese a quien le pese, al final, al temo le faltaba una letra, una a... era un te amo.
Segundo, un drama que muestra las injusticias y barbaridades hechas por la dictadura de Videla, (maltrato a inmigrantes, policía corrupta) que indigna y conciencia al espectador.
En tercer lugar, la amistad de Benjamín y Sandoval cautiva y emociona. Empatizar con este simpático borrachín sinvergüenza resulta muy fácil. Las escenas en el bar protagonizadas por ambos resultan a la par divertidas y auténticas, y no hacen más que reafirmar el gran papel que realiza Guillermo Francella, que nos deja frases mágicas como:
-"Para mí es más fácil, Benja, yo no estoy enamorado"
ó
-"El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios... Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín. No puede cambiar de pasión".
En otro plano, se muestran un sin fin de detalles de la sociedad argentina: el fútbol, los diferentes orígenes, la taberna, la inmigración, los apellidos (-ella es Menéndez-Hastings, vos sois Expósito...), incluso el desprecio a los becarios (hay que admitir que resulta gracioso).
Y por último, llegan Ricardo Darín y Soledad Villamil, espléndidos, con una historia de amor completamente paralela y a la vez ajena al desarrollo de la trama, que muestra una tragedia que ha estado presente en todo el mundo ( y sigue estando): la diferencia de clase como barrera para el amor. El miedo, la desolación, la tristeza, el DOLOR que inmejorablemente muestra Darín, eriza la piel. Un amor que evidentemente revolotea durante toda la cinta pero que nunca llega a ser más que un casi, una puerta que Sandoval no deja que se cierre, un temo al que le falta una letra, un beso en la estación que se esfuma... Es precisamente esta escena del tren uno de los momentos más intensos de la película: las dos manos tocándose separadas por un cristal, una carrera perdida desde antes de empezar...
Sin embargo, Campanella decide hacer un guiño al público, finalizando la cinta con un: mejor tarde que nunca.
-Tengo que hablar con vos.
..
-Va a ser complicado.
-No me importa.
Habrá a quien le parezca forzado, que si no sé cuántos años después esas cosas no pasan, que si no es creíble... Sin embargo, pese a quien le pese, al final, al temo le faltaba una letra, una a... era un te amo.