Una comedia renovadora para el cine español de la época. Es obvio que el planteamiento no pone obstáculos para las situaciones insustanciales, pero eso se compensa con lo primero que llama la atención de la película, que no es otra cosa que la elegancia en el manejo de la cámara por lo que se consigue un producto intrascendente pero cuidado dentro de sus limitaciones. Viendo esta película y otra que se llama "Eva 63", se llega a la conclusión de que era muy preferible la simpatía interpretativa que Soledad Miranda demostró en esas dos interpretaciones a la antipatía interpretativa que demostró en las películas que hizo con Jesús Franco como director. El encuentro con el extraordinariamente prolífico director de "Tenemos 18 años" estropeó las cosas, aunque también hay que reconocer que de seguir ella en esa línea simpática no hubiera tenido esa proyección internacional a la que aspiraba, y que quedó truncada. En esta obra hace de camarera y baila con gracia en un momento dado con López Vázquez. El mentado López Vázquez y Fernán Gómez consiguen sacar adelante esta comedia moderna para su momento, que tiene además ramalazos de sutileza en su conjunto y cierto ingenio argumental. Sin que se sacara todo el partido al planteamiento inicial, puede considerarse que es hasta cierto punto una obra infravalorada.