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Voto de Adri Bravo:
9
Aventuras. Drama Dos amigos que viajan juntos deciden abandonar la autopista y lanzarse a la aventura; pero, cuando se pierden en medio del desierto, empieza para ellos una auténtica odisea en la que sus principales enemigos serán el calor y la deshidratación. (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2007
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podemos irnos de excursión y, entre las zarzas, encontrarnos con un pedrusco. A partir de aquí tenemos dos opciones. O bien pegarle una patada para apartarla del camino, sin pararnos a pensar en las consecuencias, o bien agacharnos, sostenerlo entre las manos, sentir las aristas punzantes y la aspereza de su superficie, volver a casa y abrir libros de geología para categorizarla. Incluso podemos guardarla en una vitrina y hacer de ella nuestro hobby y tesoro, nuestro perfecto y maravilloso pedrusco. Para acercarse a Gerry, primera película de la trilogía sobre la muerte (junto con Elephant y Last Days), hay que saber de antemano de qué pie cojeamos, saber si somos de los que caminan por la selva con el machete por delante rebanando cañas de bambú o tenemos en mente convertirnos en entomólogos, zoólogos y observadores de la conducta de los primates. Si somos de los primeros, ver Gerry significará no ver nada en absoluto, o ver lo mínimo. Si somos de los segundos, Gerry se convertirá en más que una visión, diría yo en contemplación. El argumento no podría ser más simple (más sobre el argumento en la crítica con spoiler).
Lo que ilustra perfectamente a qué nivel se puede desarrollar una idea, lo que muestra las infinitas aristas que tiene un pedrusco es que, lo que en los bosquejos originales del guión de Van Sant era tan solo una línea para describir una de las situaciones algo rocambolescas que se producen en la película, se convirtió en 20 páginas en la revisión que hizo Casey Affleck. Es cierto que hay planos interminables, podrían considerarse soporíferos o aburridos, rodados al estilo Gus Van Sant, pero en la austeridad y sencillez de las imágenes y en la visión de un desierto burlón y perverso que muestra sus dientes en progresión exponencial, se esconde todo una colección de gestos, interacciones, cambios de humor, asunciones de la realidad y bailes de miradas y locuras entre los dos protagonistas que, posiblemente por ser amigos en la vida real, se muestran completamente compenetrados.
El diálogo es mínimo, pero no por ello básico o insustancial, aunque no siempre lo entendamos. Es más, creo que uno de los propósitos de la película es que no siempre entendamos por qué actúan como lo hacen o por qué dicen lo que dicen. Ahí no está la chispa. Creo que la película es más valiosa si nos damos cuenta que a veces hace falta desnudar a las imágenes de contenido, hace falta ralentizar la acción para poder ver más allá de la vorágine y que los detalles microscópicos pasen a un primer plano. Al final del desierto no espera otra cosa que la muerte, y ésta no tiene prisa por clavarnos las garras. Todo a su tiempo, dice el señor de la guadaña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Adri Bravo
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