Hecha en 1959, La bella durmiente es una de las cintas más clásicas de la factoría Disney. No fue muy bien acogida cuando se estrenó por aquel entonces, lo cual no alcanzo a entender, pero con el paso del tiempo ha obtenido el reconocimiento que se merece. Posiblemente esta película sea la más acorde al típico cuento de hadas junto con la primera que lanzó la compañía, Blancanieves y los siete enanitos, y otra más, que fue La cenicienta. El film está lleno de momentos memorables, el bautizo de la princesa Aurora, la primera aparición de Maléfica, el encuentro entre Aurora y el príncipe Felipe en el bosque, la preparación de la tarta, el enfrentamiento entre Felipe y Maléfica. El metraje es prácticamente un cuento en movimiento. Seguramente peca como todo cuento infantil de ser meloso por presentar un romance forzado. Sin embargo, ese enfoque romántico cuenta con un encanto clásico realmente especial. Maléfica le añade un aire terrorífico siempre que sale en pantalla. Para muchos es el mejor personaje de la película y yo personalmente comparto ese pensamiento. De pequeño no me cansaba de ver cuando se convertía en dragón, que por cierto, está muy bien hecho el bicharraco. El clímax tiene una emoción tremenda con esa banda sonora y esa lucha contra el enorme lagarto escupefuego.