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Austria Austria · Ciudadano del mundo
Voto de I m feeling good:
9
Intriga. Drama Japón, siglo XII. En Kioto, bajo las puertas del derruido templo de Rashomon, se guarecen de la torrencial lluvia un leñador, un sacerdote budista y un peregrino. Los tres discuten sobre el juicio a un bandido, acusado de haber dado muerte a un señor feudal y violado a su esposa. Los detalles del crimen son narrados desde el punto de vista del bandido, de la mujer, del señor feudal -con la ayuda de un médium- y del leñador, único ... [+]
13 de mayo de 2007
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rashomon transcurre entre las veleidades intrínsecas de un cuento que, realmente, no posee un tiempo ni un lugar concreto. “Rashomon” como lugar no es nada que defina un argumento; en mi opinión, es una excusa ubicada, únicamente, para llevar al espectador un par de conceptos interpretables bajo la conciencia del pueblo. Todo esto convierte a esta película de Akira Kurosawa en un fenómeno tan universal como magnífico.
Es verdad, muchachos puntillosos, la película - el cuento - la historia transcurre en el Japón medieval, hecho contrastado por el idioma presentado en la idiosincrasia nipona. Quién sepa ver correctamente esta ganadora de un Oscar observará, antes de la moraleja final (fuente potencial inspiradora de varias novelas de exempla), que tanto la historia que narra, como la forma que tiene de contarla, van mucho más allá de un simple pedazo de peculiaridad oriental.
El ser humano ocupa el centro de Rashomon (“¡fuerte bicho!”, muchos pensaréis esto si tenéis el día lo suficientemente degradado, reacción impulsiva que no podréis reprimir al leer las tres primeras palabras de este párrafo). Rashomon va de nosotros; de nosotros como muestras de debilidad corrompible y supuestamente repugnante; de nosotros como ejemplo de pordioserismo individual o social; de nosotros cuando nos encontramos en comunas liberales respirando vida; de nosotros cuando preferimos limarnos las uñas en parcelas onanistas de pringoso empapelado postcoital. De nosotros, incluso, cuando nos miran desde un pequeño hueco de esperanza benefactora.
Akira Kurosawa nos muestra como simples reflejos sobre el agua de un sucio pantano. Usa magistralmente una historia trágica, hábilmente cobijada entre los árboles de un bosque. Esta tragedia, al estar contada de cuatro formas diferentes, parece que está localizada en cuatro bosques diferentes, sin embargo, siempre estamos en un mismo pantano, en un mismo bosque. Cada confesión esconde verdades y mentiras, fusionadas en un único intento de complacer al espectador que quiera ver algo que confirme su escepticismo para con el ser humano (acompañado por algo de esperanza).
Las actuaciones son perfectas porque los personajes son magníficos cabos atados en una idea global. Destaco al ladrón estrambótico porque me gusta identificarme con la falta de tacto personalizada e interpretada, sobradamente, por Toshiro Mifune. Este asaltador de caminos, además de estrafalario, es soez, chillón, bravucón, mujeriego, sucio, un chupasangre del sistema antes de que el sistema llegase a joder la marrana; un mentiroso, un chulo, un cobarde muy valiente siempre que habla de sí mismo. Pero también puede llegar a ser un romántico algo gilipollas y un calzonazos si las circunstancias femeninas lo requieren.
Para finalizar, si tu interés es principalmente audiovisual, en Rashomon verás planos maravillosos, que van más allá de una capacidad básica representadora de la realidad, más bien, se tratan de un canal que la interpreta.
I m feeling good
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