Teniendo deficiencias, que las tiene aunque sean menores, las virtudes de un cine tan sencillo, bien rodado y disfrutable hacen que la sensación de haber visto algo grande te invada sin remedio. Después de ver la trilogía del dolar uno llega a la clara conclusión que lo que mejor sabía hacer Leone era crear personajes míticos, tanto sus dudosos héroes como los indiscutibles villanos, y llevarlos siempre a un duelo final, un clímax siempre resuelto de manera brillante.
La música otro protagonista más que perdura en la memoria colectiva, con solo escuchar a alguien silbando una de las melodías de Morriconne uno se traslada a esa Almería que bien podría ser la frontera mejicana. Los actores magníficos, desde el trió protagonista hasta la galería de magníficos secundarios ayudados por una fotografía crepuscular que les da esa imagen de mitos vivientes, personajes inmortales que perdurarán en el Olimpo Del Western.