Con el coste de las películas, con recreaciones digitales y mucho dinero como se vió en "Pearl Harbour", sorprende encontrarnos con una película pseudobiográfica, basada en hechos reales, pero novelados, sobre el responsable del destino del Emperador Hirohito tras la WWII. Película de corte clásico, y sencilla, sin grandes alardes visuales, pero efectivos, centrada en describirnos una interesante historia dentro del género de las películas de juicios sobre la guerra, un camino de reconciliación del protagonista con su pasado y con el pueblo de su amada, al que una vez admiró, mediante la investigación de los hechos que iniciaron la guerra en el Pacífico.

Quizás peca de una notable ausencia de personajes secundarios, salvo los investigados, que permitan al espectador tener una visión más poliédrica del conflicto, de los fanáticos, de los resentidos, de los trepas, de los honestos o de las víctimas, tanto civiles como militares. Apenas se establece contacto con la población civil japonesa, con su frustación y humillación tras la derrota bélica. No se ven los huérfanos ni la gente sin hogar, tan solo ruinas. Tampoco se ve la interacción de las tropas de ocupación con la sociedad japonesa.

Respecto a los protagonistas, es destacable la interpretación de Fox y su partenaire japonesa, pero destaca sobre manera Tommy Lee Jones, un robaescenas consumado, aunque su McArthur recuerda poderosamente al Coronel Chester Phillips del Capitán América: primer vengador.

El filme, para quién le guste la historia del siglo pasado, tiene su interés. Conocer el papel real del Emperador en el inicio del conflicto, como dice el personaje de Fox, es algo que nunca sabremos.