"El Inmortal" es, ya lo dice el estrambote del título, una película basada en la serie de Gomorra, o más exactamente, una ramificación de la trama que no aparece en la serie. Uno la entiende mejor y la disfruta más si ha visto la serie, pero no es imprescindible: los primeros minutos cuentan lo necesario para que quien no conozca al personaje se sitúe y pueda seguir sin mayores problemas la trama, que intercala las nuevas andanzas del protagonista como narcotraficante en Letonia y sus recuerdos sobre cómo se inició en la delincuencia siendo solo un niño en su Nápoles natal.

Estando tan relacionada con "Gomorra", es inevitable hacer comparaciones, y si bien "El Inmortal" no es tan trepidante ni tiene un guión tan sólido como la serie, comparte con ella el tono áspero, oscuro, sin concesiones, los diálogos cortantes y el retrato trágico de unos personajes que se mueven en un mundo podrido donde al final hasta el que gana una y mil guerras acaba perdiendo, condenado a la amargura y a la soledad. La puesta en escena es correcta, las interpretaciones sobrias pero eficaces, el ritmo más lento que el de la serie pero adecuado para el desarrollo de la historia.

Está bastante bien.