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España España · Marbella
Voto de SUSTOVISION:
9
Drama A principios de los años 60, Ignacio y Enrique, conocen el amor, el cine y el miedo en un colegio religioso. El Padre Manolo (Giménez Cacho), director del centro y profesor de literatura, es testigo y parte de esos descubrimientos. Los tres vuelven a verse a principios de los 80, y ese reencuentro marcará sus vidas. Ignacio, que ahora se llama Ángel (García Bernal), es un travestido que aspira a ser actor. Por su parte, Enrique (Fele ... [+]
28 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
2004. La Movida está más viva que nunca. Es una mítica leyenda. Todos hablan de ella aunque muchos no la vivimos. En una sociedad políticamente correcta hasta la nausea, la primera mitad de los años 80 supone un huracán de aire fresco que nunca debió desaparecer. La realidad-fashion de cartón-piedra de los años 90 nos aburre y nos parece hortera y la frialdad del papel-de-aluminio unificador del 2001 nos asusta, nos aliena y nos deshumaniza. La gente necesita soñar con una época donde no había límites. El diabólico vicio, el demoníaco desenfreno y grotesco sexo ahora es más apetecible que nunca. Las etiquetas son sinónimo de cutrez y vulgaridad y la mierda que huele y mancha es única, original y valiosa. Hay que resucitar como sea al muerto porque ahora que nos hemos olvidado de cómo fue realmente queremos que vuelva, porque el vacío es demasiado horrible y porque los recuerdos son mejores que la realidad.
“La Mala Educación” es un paréntesis fílmico y personal de un Almodóvar que ya está harto de su papel de osito de peluche impecable ante la prensa y quiere contar una historia visceral, dura, que duela, de desagrade, que muerda. En 18 años Almodóvar no había dirigido una película tan personal como “La mala educación”, desde “La Ley del Deseo”, ambas estrechamente vinculadas, complementándose en una unión de recuerdos y realidades. “La Mala educación” es una mezcla auténtica de los sueños y pesadillas del pasado, de varias épocas en conflicto que tienen su oasis (como no podía ser de otra manera para Almodóvar) en unos años 80 que no fueron así pero que la memoria, bastarda ella, nos hace creer que así fueron. “La mala educación” es la realidad de la nostalgia.
¿Qué se puede contar cuando se ha alcanzado la satisfacción? ¿A qué se puede aspirar cuando se ha conseguido todo? ¿Cuál es tu objetivo si ya has conseguido todos tus objetivos? Es en ese momento cuando te das cuenta que ni toda la fama, ni todo el dinero ni todas las drogas ni todo el sexo ni siquiera el amor verdadero significan nada comparado al acto de crear, con el proceso mental y vital que supone crear una obra de arte y estremecer los sentimientos de la gente. En “La Mala educación” el alter-ego de Almodóvar, Fele Martínez, es una persona perdida en lo profesional, buscando una historia que le haga vivir de nuevo el proceso de la creación. Después de tanto éxito, el director comprende que el amor verdadero no existe, y si existe él no lo quiere. Él prefiere la adoración a nivel profesional y a nivel personal. Él quiere como pareja un objeto para satisfacer sus necesidades coyunturales de forma egoísta, un objeto que esté allí cuando él lo necesite pero que no moleste. Follar es fácil. Que te quieran es fácil. Lo difícil es conseguir ser realmente único a través de tus obras. El amante, el enemigo, el amor deseado, encontrado y perdido es Ignacio-Ángel (Gael García Bernal), el elemento caótico que enturbia y pone a flor de piel los sentimientos del director. Ignacio-Ángel le obliga a retroceder en el tiempo, le obliga a ponerse la piel de un niño cuyo amor platónico era lo más importante en su vida. Vuelve a creer en la mentira del amor, sin darse cuenta, en un principio, que es víctima de otro engaño más siniestro aunque no por ello menos vulgar.
La película no es un ataque directo e intencionado a la iglesia católica. Sencillamente cuenta lo que realmente ocurría en algunos colegios de nuestra España ultracatólica de los años 60, donde los sacerdotes tenían un poder inmenso y algunos lo utilizaban para hacer el bien y otros para hacer el mal. Por otra parte, Almodóvar asegura que su película no es una reflexión sobre La Movida, sencillamente es un film noir, cine negro con muertes, misterios y venganzas. Puede que sí, pero también es un reencuentro con el director que entró en animación suspendida tras rodar “La ley del deseo”. Un encuentro con el Almodóvar más puro y auténtico. Una película que no habla de la movida pero que posee su espíritu provocador.
SUSTOVISION
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