Otra de mis caricaturas de antaño que me encanta ver porque aún tiene el encanto a los animados de ahora que carecen de gracia e impredecibilidad es con el oso Yogui.
El oso Yogui que es muy tragón, osado y sinvergüenza le encanta robar la comida campestre a todos los turistas e inventa muchas estrategias para obtenerlo contrastado con lo entusiasta y de buen humor; y es ahí mismo en el cual le saca la piedra al guardabosques John Francis Smith puesto que es su eterno dolor de cabeza y busca la manera de llamarle la atención e incluso tomar medidas drásticas después de recibir quejas y reclamos de los turistas por teléfono. Vive en el parque natural Jellystone y siempre asegura que es propiedad del gobierno. Tiene un amigo que se llama Boo Boo es más consciente, precavido. preocupón y que a veces lo coge como conejillo de indias para sus pretensiones. Y además tiene su novia llamada Cindy que es muy coqueta y bonita pero también le jala las orejas por sus mañas.
En ocasiones, el guardabosques Smith le pide ayuda a Yogui y a Boo Boo para solucionar los problemas y los recompensa con lo que quiera tener. Historias y diálogos impredecibles y un tanto repetitivas cuyo fin es entretenimiento sano e hilarante.
Junto con los Picapiedra, los Supersónicos, Tom y Jerry, La pantera rosa, Looney Tunes, Popeye el marino, etc. han sido los cartoons clásicos más inolvidables y hay que atesorarlos como varias botellas de vinos añejos porque cuán más tiempo perduren más sabrosos son.
No acepto daiquiris, menjurjes o melascolanzas de adaptaciones de los cartoons mencionados a otras géneros como el cine o darle una segunda, tercera, cuarta, o enésima parte así sea en 3D adicionando nuevos personajes, que los protagonistas los vuelvan niños o cuchos, o situaciones reforzadas que son caros y no saben a bueno.
Disfrutemos estos cartoons de ayer, hoy y de siempre. ¡¡¡Salud y vida!!!