Existen casi 40 versiones del Pinocho de Carlo Collodi siendo la más famosa la fábula de Disney de 1940, por eso cuando Matteo Garrone anunció que su próximo proyecto iba a ser una nueva versión era inevitable arquear una ceja. Arquearla tanto por cansancio (otro live action) como por interés, ¿qué tiene Garrone que aportar al mundo tras tantas versiones?

Pues aporta una adaptación mucho más fiel al cuento infantil original, aquí no hay problema en ahorcar al títere en quemarle los pies o lanzarle al mar con una cuerda atada al cuello. Pinocho aprende de la vida siendo engañado, robado, explotado y asesinado. Es un cuento infantil con mucho jugo y aquí Garrone aporta un análisis más profundo de lo que significa la bondad humana en un universo más anclado en el realismo italiano y sobre todo con un apartado visual impresionante.

Basado en las ilustraciones originales de Enrico Mazzanti ha conseguido crear un mundo sucio pero increíblemente bello, sentimentalista y grotesco. Con una puesta en escena barroca y excesiva y un diseño de personajes que son animales antropomórficos digno de admirar en sí mismos. Cada uno de ellos es fascinante, pero el caracol es verdaderamente brillante.

La interpretación jovial de Federico Ielapi como el propio Pinocho y de un Roberto Benigni mucho más comedido en su tristeza como Geppetto aporta un grado de profundidad a la historia paterno/filial.

Y aunque la historia es la que todos conocemos, Garrone deja pequeñas perlas por el camino, ver cómo a Pinocho le crece la nariz es siempre un lujo jovial, pero aquí no lo hace cuando le miente al juez/gorila, como si la mentira y su uso es parte del proceso de crecimiento.

Hay ecos a Frankenstein, ecos a Alicia en el país de las maravillas, ecos al nuevo y antiguo testamento y, por supuesto, al Tale of Tales del propio director.

Pero que nadie se engañe, éste no es un giro oscuro porque sí, la película sigue siendo un cuento infantil. No es edulcorado como Disney pero sigue manteniendo el sello de cine familiar. El que quiera algo macabro y siniestro tendrá que esperar a la versión de Del Toro que se estrena el año que viene.

Este Pinocho es un cuento sobre el crecimiento y sobre “la magia” de educar a un hijo en un mundo extraño, sucio, cruel pero increíblemente bello en su fealdad. Es sobre la “magia” de cómo insuflar vida y personalidad a un niño que parecía un muñeco de pequeño. A cómo las apariencias engañan y la bondad no es únicamente ser bueno, sino también aprender a no dejarse llevar por las mentiras o falsas verdades del resto.
Aunque no les crezca la nariz.