Seguir o no seguir las reglas. Esa es la cuestión. Ese es el dilema de tantos directores y guionistas cuando una nueva película nace de la idea y va tomando forma en la mente de su creador. El género ya tiene unas reglas marcadas, y la decisión más grande que se puede tomar con respecto a una película es si va a seguir esas reglas o no. Si se siguen lo más probable es que la película no impresione demasiado, aunque siempre queda asegurado un cierto beneficio en taquilla. Si no se siguen la película sorprenderá, tanto para bien como para mal. En estos casos la película puede ser muy buena o muy mala, un éxito o un rotundo fracaso. Desgraciadamente solo algunos directores valientes se atreven a romper la regla y aportar algo nuevo y fresco que sorprenda.

Jim Sheridan (“En el nombre del padre”) un director asiduo a las nominaciones al Oscar casi de forma cíclica (1990, 1994 y 2004) nos prepara un thriller que sigue esas reglas prácticamente a rajatabla, lo que convierte esta película en un filme más para llenar la cartelera, una cinta de terror psicológico donde el elemento sorpresa esta tan ausente como la originalidad.

La historia de “Dream House” gira en torno a Will Atenton (Daniel Craig), un exitoso editor que deja su trabajo en Nueva York para trasladarse con su bella esposa Libby (Rachel Weisz) y sus dos creativas hijas a una preciosa casa en una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra. Empiezan a acostumbrarse a su nueva vida cuando descubren que una madre y sus hijos fueron asesinados en esta casa ideal. Todos los habitantes de la ciudad están convencidos de que el culpable es el único superviviente, el marido. Will decide investigar con Ann Paterson (Naomi Watts), una vecina amiga de la familia asesinada. Y cuando Will y Ann empiezan a encajar las piezas del inquietante rompecabezas no tardan en descubrir que la terrible historia de la última persona en salir de la casa de ensueño se repetirá con la siguiente que entre. Y mejor lo dejo aquí...

Por si la previsibilidad no fuera suficiente el trailer oficial de la película termina de rematar la faena, ya que prácticamente destripa su argumento, destruyendo así una de las pocas cosas que una película jamás debe perder antes de su estreno: el secreto. “Dream House” se convierte así en un thriller más, sin ningún distintivo ni relevancia en la carrera cinematográfica de los actores ni tampoco en ninguna lista de las mejores películas del año.