Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Caith_Sith:
6
Terror. Drama Sang-hyun, un caritativo sacerdote que suele visitar a los pacientes del pequeño hospital de su ciudad, vive atormentado por las dudas y la desesperación que le provoca un mundo dominado por el sufrimiento y la muerte. El deseo de salvar vidas lo lleva a África, para participar en un proyecto cuyo objetivo es encontrar una vacuna contra un virus letal. Allí contrae una enfermedad mortal de la que se recupera casi milagrosamente. La ... [+]
24 de diciembre de 2009
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thirst es una de las películas más bellamente imperfectas que ha dado el cine fantástico en los últimos años, una gema sin pulir que nos llega de oriente y nada menos que de Park Chan Wook, uno de los pocos directores coreanos capaces de haber temblar los cimientos de aquellos géneros en los que se deja notar. Después de finalizar su trilogía de la venganza, probó suerte con resultados más o menos favorables en su aproximación ameliesca a la ciencia-ficción, “I’m a Cyborg, But It’s Ok”. Y ahora, antes de involucrarse en el remake de “Arcadia” de Costa-Gavras, nos ofrece su particular visión del vampirismo en su personal nuevo largometraje, a todas luces mejorable, pero por cuyas venas corre auténtico cine, la sangre de un cineasta de raza capaz de adorar y homenajear sin problemas un tipo de cine que, lamentablemente, ya no se hace.

En una época en la que los vampiros son jóvenes andróginos de piel perfecta y mirada intensa (Crepúsculo, Vampire Diaries), Chan Wook decide contarnos la historia de un cura feo que se convierte en vampiro por un experimento fallido. Con todas sus creencias derribadas, el joven sacerdote encuentra un apoyo en una joven y en la familia de ésta, ocultando su condición, descubriéndola poco a poco, durante una primera hora que sirve de presentación y que se toma su tiempo para explicar esta nueva mitología: no hay ajos, ni crucifijos, este vampiro es esencialmente humano, teme a lo que no conoce, tiene sentimientos, se siente solo, necesitado. Y esta nueva vida le está dando lo que no tuvo antes, todo a cambio de apenas unas gotas del líquido rojo.

Thirst es una película con mucho estilo, algo que era de esperar de un director que suele cuidar este aspecto como uno de los más importantes en su filmografía, por lo que contamos con una fantástica dirección, una notable fotografía con tonos de luz tenues y, paralelamente, unas interpretaciones de antología. Dando vida al sacerdote encontramos al mejor actor coreano de la actualidad, un contenido Song Kang-ho, y dándole réplica en un revitalizador papel de femme fatale a una bellísima –y desconocida- Kim Ok Bin. Ambos bordan sus papeles. Sería injusto hablar de valores técnicos y obviar su fantástica banda sonora, apropiada para cada situación, reforzando todas las escenas en las que el realizador decide utilizarla, desde sonidos tocados con flauta hasta temas más animados acorde a la situación propuesta.

Estilo, un reparto de altura y, eso sí, problemas. Thirst es, como apuntaba, imperfecta. Posee ciertos bajones de ritmo, no explica algunas cosas clave relacionadas con el argumento y, en determinado momento, abandona la profundidad de los personajes en pos de una serie de situaciones más, digamos, comerciales. Pese a todo, esta interesantísima reinvención de los códigos del cine vampírico merece la pena, y mucho: un último aliento para un género en peligro de extinción.
Caith_Sith
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow