Media votos
6.2
Votos
1,313
Críticas
1,313
Listas
2
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de CHIRU:
5
7.3
33,473
Intriga. Drama
Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen. (FILMAFFINITY)
2 de octubre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es Edward Norton. Sin él, no hay nada. Su actuación es portentosa, en un papel tremendamente difícil, pero que le va como anillo al dedo. Podemos observar lo curioso de algunas películas, como esta, que envejecen fatalmente. Las actuaciones, muy justitas y flojas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La abogacía… Qué mundo más tétrico. Esta película es una invitación a observar las miserias que esconde esta profesión. Todo lo malo de ella sale a relucir: la falsedad, las influencias y las injusticias.
1) LA FALSEDAD: “No lo preguntas y ni siquiera te importa. Te limitas a hacer tu trabajo.”
Es cierto. A un abogado no le interesa si eres inocente o no. Por esta cuestión, resulta imprescindible carecer de sentimientos de ningún tipo. ¿Cómo se entiende, pues, que un abogado se enfrente a una mujer maltratada, con signos obvios de haber sido atacada?
2) LAS INFLUENCIAS: “¿Por qué dejó la oficina de fiscal del estado?” “Porque no tenía futuro. Allí, o acabas en un cargo político o te nombran juez.”
Que paralelismo con el mal de nuestros días en la nación llamada España.
3) LAS INJUSTICIAS: “Aaron nunca existió, jajaja”.
¿Por qué le pide al tipo del barrio que testifique en el juicio y luego no lo hace? Escena que sobra totalmente.
La película se convierte en una mezcla empachosa de crítica a la justicia, a la política, las relaciones entre fiscal y abogado, persecuciones imposibles a testigos, entrada libre a casa de arzobispo, y ninguna emoción. Todos saben que el asesino es quien es, con un giro final casi cómico.
1) LA FALSEDAD: “No lo preguntas y ni siquiera te importa. Te limitas a hacer tu trabajo.”
Es cierto. A un abogado no le interesa si eres inocente o no. Por esta cuestión, resulta imprescindible carecer de sentimientos de ningún tipo. ¿Cómo se entiende, pues, que un abogado se enfrente a una mujer maltratada, con signos obvios de haber sido atacada?
2) LAS INFLUENCIAS: “¿Por qué dejó la oficina de fiscal del estado?” “Porque no tenía futuro. Allí, o acabas en un cargo político o te nombran juez.”
Que paralelismo con el mal de nuestros días en la nación llamada España.
3) LAS INJUSTICIAS: “Aaron nunca existió, jajaja”.
¿Por qué le pide al tipo del barrio que testifique en el juicio y luego no lo hace? Escena que sobra totalmente.
La película se convierte en una mezcla empachosa de crítica a la justicia, a la política, las relaciones entre fiscal y abogado, persecuciones imposibles a testigos, entrada libre a casa de arzobispo, y ninguna emoción. Todos saben que el asesino es quien es, con un giro final casi cómico.