La primera hora de la película es fundamental para entender el resto, pero no esperen acelerones ni avances desmesurados. La película es lenta con intención, porque el protagonista es el paso del tiempo y las facturas que el mismo nos hace pasar por no haber tomado las decisiones correctas en su momento.

Me recordó muchísimo a la serie Downton Abbey, y esa atmósfera británica victoriana que se esfumó tras acabar la guerra, donde la modernización vino a la fuerza a esas infinitas casas inglesas. Se ve la diferencia de pareceres entre un americano y un inglés, enquilosado en el pasado.

La frase de la película es de Chirstopher Reeve, en su última película antes del accidente: “Ustedes son aficionados y la política ha de ser para profesionales”. Lo extrapolo a hoy en día.

El reparto es espectacular, sobre todo por Hopkins, un actor sideral, clásico, que en el mismo año hice de C.S. Lewis y de mayordomo inglés, poco después de hacer de asesino en serie y antes que hacer de Nixon. Increíble. Y aún sigue dando guerra.