Aviso para navegantes:

1) Los primeros quince, veinte minutos son lentos de cojones, no tanto en cuanto a las escenas, sino en el hecho de establecer la historia. Uno veía ya que se venía el tedio padre.

2) Aquellos fans acérrimos de Nikolaj Lie Kaas (si es que hay alguno en España) que sepan que el actor es tremendamente secundario en la cinta, sale en cuatro escenas contadas y con una aportación mínima.

3) El filme coge ritmo hacia la mitad de la cinta.

4) Hay una constante alusión a Soren Kierkegaard. Lo cuál es de agradecer.

Dicho lo cuál, el filme tiene un amo y señor. Y ese es Mads Mikkelsen. El prota es Thomsen, pero está ahí para dar la réplica al maravilloso actor danés y a su personaje, una rareza de pastor que conforme avanza el filme, se va descubriendo como un personaje extravagante, doloroso, por el que uno siente asco y al mismo tiempo pena y que es TREMENDAMENTE INUSUAL. Que además irá marcando el destino de la trama y tiene una gran influencia en los otros personajes.

¿Entre medias? Una trama de neonazismo directa, ciertas escenas bastante cómicas (lo de las pistolas), un juego entre el bien y el mal que sorprende y un trabajado compendio de personajes que están entre la pena y el asco.

Y todo de la pluma de Anders Thomas Jensen, que como de costumbre está sembrado y hace una película con cierto aire filosófico sin perder el sentido del humor tan característico.

Muy recomendable aunque hay que tener paciencia. Ah y pocas veces he visto a Mikkelsen mejor que aquí.