Es increíble que algunos directores (Jon Hewitt) por ejemplo nos hagan perder el tiempo con este tipo de películas sin sentido. La historia en un principio parece interesante, pero conforme van trascurriendo los minutos te vas dando cuenta que no te va a llevar a ningún sitio, con situaciones mil veces vistas anteriormente en otros telefilm. La única baza destacable es la presencia de la bellísima Hanna Mangan Lawrence, lo cual no es suficiente para mantener ningún tipo de interés en esta película tan aburridamente previsible y con actuaciones de espanto.