Haz click aquí para copiar la URL
España España · Pamplona
Voto de Asier Gil:
2
Drama. Romance Tessa, una adolescente que padece leucemia, elabora una lista de cosas que quiere hacer antes de morir. Su primer deseo es perder la virginidad. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una chica de 17 años que encara el último tramo de su vida tras dejar el tratamiento de un cáncer terminal puede acumular en su interior una rabia infinita. Un enfado contra el mundo que la haga rebelarse, romper cualquier barrera y cruzar de una sola vez las fronteras que se visitarían a lo largo de una existencia larga y provechosa. Pero la protagonista de 'Ahora y siempre' es irreal. Está de vuelta de todo cuando ni siquiera una mañana se despertó junto a otra persona. Se atreve a moralizar a su familia como si sobre su espalda pesaran años de reflexiones profundas, como si poseyera la experiencia de la senectud que la capacite para exhortar a sus seres queridos cómo deben actuar cuando ella ya no esté. Una actitud que, en lugar de a la compasión, incita al desprecio.
Ol Parker lleva a las pantallas una novela de la escritora Jenny Downham que, casualmente, coincide en la cartelera con una película de temática similar, 'Bajo la misma estrella'. El filme del director británico nos presenta a una adolescente que, al borde de la muerte debido a una leucemia, elabora una lista de cosas para hacer antes de que la aborde el final: perder la virginidad, emborracharse, tomar drogas... Y es en esa breve etapa de su vida cuando conocerá a un joven que la acompañará en sus últimos momentos.
El segundo largometraje de Parker ('Rosas rojas') busca la lágrima con un descaro absoluto. Melodrama con reminiscencias a 'Love Story', la cinta parte de un punto que recuerda a 'Mi vida sin mí', de Isabel Coixet. Pero donde esta última unía con eficacia la poesía con la realidad, haciendo que el espectador empatizara con aquella mujer que ocultaba su enfermedad a los suyos para ordenar su vida antes de despedirse, en 'Ahora y siempre', la respuesta del público solo puede ser el rechazo. No cabe otra sentencia ante un conjunto ingente de clichés y una puesta en escena basada en la repetición de una única técnica: subir el volumen de una banda sonora compuesta de canciones románticas y ralentizar las imágenes. Como si una fotografía decente fuera a suplir las carencias narrativas. Pues no. Por muchos atardeceres en los acantilados de Dover o carreras en moto bordeando la orilla de playas desiertas o en prados a toda velocidad junto a corceles al galope, la respuesta sigue siendo no.
Parker se estrella sin remedio al no conseguir ni por un instante generar sensaciones. No hay agonía por la vida, ni comprensión ante lo inevitable, ni la emoción de las que serán las últimas experiencias. La historia solo vive en la pantalla. El espectador no es partícipe de nada, salvo de la aprensión de una hemorragia nasal con sobredosis de Sintrom. Pero ni un solo sentimiento de empatía ante el final de un personaje que, de tanto buscar el llanto ajeno en pantanos sentimentales tremendistas, se choca contra un muro de escepticismo y repudio.
Por si fuera poco, el plantel de actores tampoco se esfuerza demasiado en salvar el filme. Dakota Fanning crea a una joven que se crece demasiado ante los acontecimientos, con miradas altivas para demostrar una supuesta supremacía moral, mientras que la actuación de sus compañeros se aproxima al bochorno cuando las lágrimas sustituyen a las palabras. Y finalmente, llega un momento en el que la desconexión con el público es total, y uno solo acierta a preguntarse: ¿será una vileza desear tanto que la protagonista muera cuanto antes?

Diario de Navarra / La séptima mirada
Asier Gil
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow