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España España · Pamplona
Voto de Asier Gil:
4
Comedia Año 2018. Torrente sale de la cárcel, y se encuentra aturdido ante una España convulsa y dividida. Debe encontrar respuestas en su interior para despejar su confusión, y por ello decide convertirse en un "fuera de la ley". Así que se propone atracar un casino con una banda de incompetentes. A través de un contacto de su estancia en prisión, localiza a John Marshall, la persona que se ocupó de supervisar la seguridad cuando se planificó ... [+]
18 de diciembre de 2019
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A pesar de todo, yo lo hubiera hecho. Y sería un ingenuo, porque con cada entrega llena las salas y, de paso, sus bolsillos, en un momento en el que el cine se encuentra un 21% más alejado de la realidad. Y sería un necio, porque hay quien no quiere ver 'El árbol de la vida' y sentir que de repente a su vida le faltan dos horas. Me tacharían de ignorante por no aceptar que la Marca España crece a la sombra de la corrupción, la envidia, la intransigencia, el egoísmo... Y sería acusado de obstinación por no saber reírme de nuestra esencia. Pero lo habría hecho. Y sin piedad. Vaciándole dos cargadores en el pecho o incluso creando una situación ridícula que encajara mejor con su vis cómica. Hubiera sido en Marbella, en su punto álgido, para no ser testigo de la larga decadencia que vino después y cerrando así con un final esplendoroso la trayectoria de un personaje con tantísimo carisma. Entonces es cuando hubiera matado a José Luis Torrente.
Aquel individuo casposo que hace 16 años fue 'el brazo tonto de la ley' sale de la cárcel en una España que llegó al 2018 sin Cataluña entre sus fronteras, fuera de la Unión Europea, con las nuevas pesetas como moneda y lastrada por los mismos problemas que la afligen en nuestros días. Al darse cuenta de que no se respeta ni lo más sagrado -ya no existe el Vicente Calderón y se mancilla el honor de El Fary-, reúne a un grupo de parias para, a las órdenes de un mafioso norteamericano, asaltar el casino que Adelson no pudo construir pero que la Comunidad de Madrid se empeñó en levantar.
'Torrente 5: Operación Eurovegas' es la película más sólida de la saga en su aspecto formal y en su calidad técnica, con unas escenas de acción bien rodadas y un estilo visual atractivo. Santiago Segura escribió además un guion audaz que, como en las anteriores entregas, parodia un filme, del que bebe y que trata de recrear. En este caso, 'Ocean’s Eleven' -pero el de verdad, el de Sinatra, tal y como dice en pantalla el expolicía-. La premisa es mostrar en imágenes cómo debería salir el golpe, para, a continuación, evidenciar los resultados de contar con Florentino Fernández como experto en explosivos, Fernando Esteso como un hábil butronero o, el más difícil todavía, Cañita Brava como intérprete. Pero lo importante es el humor. Segura minó el metraje de chistes y gags para que las risas del público no cesen en ningún momento. No obstante, la frescura hace tiempo que dejó de ser una de las virtudes de la saga, y las carcajadas solo llegan cuando lo escatológico y soez flirtea con lo desagradable. La última cinta de Torrente es, además, la más política y crítica de todas, con un apego a la actualidad que resta enteros a aquella impronta atemporal que dejó el personaje en su debut.
La apuesta es coral. A nuestro antihéroe lo acompañan el renovado Cuco -un notable Julián López que, sin embargo, no resiste la comparación con el inolvidable Gabino Diego- y Jesusín, encarnado por Jesulín de Ubrique, que se ríe de sí mismo pero cuya actuación hace aguas. Los mejores entre la retahíla de amiguetes son Florentino Fernández y un Carlos Areces cuya sola presencia ya invita a la sonrisa. En cambio, la participación de Alec Baldwin funciona como un mero recurso para ensalzar el recorrido de un icono que, si se hubiera querido salvaguardar su virtud y dejando a un lado el rédito económico, debería haber puesto el punto y final en Marbella.

Diario de Navarra / La séptima mirada
Asier Gil
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