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España España · Granollers
Voto de Jordicine:
9
Drama Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataud y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá ... [+]
15 de julio de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás cambiaré con el tiempo, pero, a dia de hoy, ‘Okuribito’ es la mejor película que he visto últimamente. No le pongo un diez porque no hay nada perfecto, pero Yojiro Takita ('La espada del samurái', 2003) ha logrado una cinta sensacional. El Oscar a la mejor película de habla no inglesa del año 2008, superando a títulos de la calidad de ‘Vals con Bashir’ o ‘La clase’, está más que justificado.

‘Okuribito’ es una película que emociona y conmueve como pocas. Es delicada, minimalista, espiritual, simbólica... En ella, Takita nos explica la historia de Daigo Kobayashi, que vuelve a su pueblo natal después de disolverse la orquesta de Tokyo en la que tocaba el violonchelo. Allí, y casi sin quererlo, empieza a trabajar en una empresa que se encarga de hacer el 'Nokanshi'. Se trata de una ceremonia mortuoria en la que se prepara el cuerpo de la persona fallecida para iniciar su 'último viaje', antes de ser incinerado.

Takita intenta explicar la muerte como un hecho cotidiano. Podríamos decir que quiere 'normalizarla'. "La muerte es una entrada. No significa el final. Sólo se trata de dejar el presente, preparándose para la siguiente etapa". Las imágenes del 'Nokanshi' son preciosas, con una plasticidad fuera de lo normal. Kobayashi (interpretado por Masahiro Motoki) encuentra en su trabajo, directamente ligado con la muerte, lo que hasta ahora le faltaba en su vida.

La música también es preciosa. Con el violonchelo como instrumento principal, por cuestiones obvias, le da a la película un envoltorio difícil de igualar. La última escena, de la que no voy a contar nada, siempre formará parte mi particular historia del cine. Una delicia.
Jordicine
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