Le daría más, porque es una historia supercruda y muy creíble. Muy contemplable dentro de lo cotidiano. Y eso, para mi, le da mucho peso. De todos modos, será impresión mía, porque veo en las críticas que cargan contra un guion artero. Yo no le he visto la trampa. Será que soy simple, o que he vivido cosas que me han hecho aceptarlo.

En fin, que si te va una historia muy dura, y no te importa ver una película en la que lo más alegre entra dentro de lo triste, puede servirte.

Eso sí, me he encontrado con un huevo de pascua, en forma de hijas de una de las hermanas. Apenas aparecen pero son ¡Michelle Williams y Elisabeth Moss! jovencitas. Con unos catorce o dieciseis años.

El caso es que al final de la película, después de todo el carro de mierda que han ido describiendo a lo largo de la misma, la protagonista, Jessica Lange, dice que ve en sus sobrinas algo que su hermana y ella nunca tuvieron... Esperanza.

Si ella supiera que una iba a morir joven después de dar a luz (Dawson Crece), y a la otra se la iba a follar el jefe y dejarla embarazada (Mad Men), para luego pasar a convertirse en una sirvienta de cría (El Cuento De La Criada), no sé yo qué hubiese pensado.

Pero vamos, que todas esas cosas, comparadas con esta película, es como Barrio Sésamo.