Es imposible ver casi cualquier película sobre vampiros sin recordar en algún momento la saga "Crepúsculo" aunque, como en este caso, no tenga nada que ver. Esa manera tan pop, desenfrenada y espídica que tiene de tratar el tema ha calado en el imaginario popular de tal forma que parece no haber otra manera de verlo, pero "Byzantium" es el último ejemplo de películas sobre vampiros que dejan a un lado los efectos digitales con enorme presupuesto, o los litros de sangre derramados sin sentido explícito para narrar la historia tal y como era en un principio.

Es cierto que Jordan ya había tocado el tema hace mucho tiempo en la alabada "Entrevista con el vampiro", y que la experiencia acumulada en el género fantástico le ha servido de ayuda en una historia que se preocupa mucho más por los personajes y su desarrollo que por el contexto en el que viven. A pesar de eso la película se ayuda de flashback para situar al espectador y que pueda entender de dónde vienen las protagonistas, y sobre todo hacia dónde van. Pero lo realmenete importante son las protagonistas, vampiras que vagan desde hace dos décadas intentando huir hacia delante y sin mirar atrás.

Para desarrollar los personajes las elegidas son Ronan y Arterton, y no defraudan en absoluto. La primera por su mirada perdida, carente de sentimientos alegres, y que termina por protagonizar una historia romántica que funciona en la medida que el espectador quiera, puesto que desencadena muchas situaciones que posiblemente podrían haber sido resueltas de otras maneras. Y a segunda porque en su papel de madre coraje, tiene personalidad e ímpetu suficiente como para que creamos que sería capaz de hacer todo lo que hace. Su sensualidad y sexualidad se mezclan en un personaje que tiene dos caras, ambas a su manera.

Con unos primeros minutos que son toda una declaración de intenciones, "Byzantium" es una película con gran poder de seducción y con una factura muy elegante, que se beneficia de una narrativa clara y concisa que hace gala de esa llamada "belleza poética" con un puñado de escenas con una fotografía espectacular que utiliza sabiamente los claroscuros del guión. Muchas aristas a las que estar atentos y no perder de vista, puesto que su guión es bastante más complejo que otras del género.