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Uruguay Uruguay · Montevideo
Voto de Atilio:
3
Bélico. Drama Narra la historia de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la sangrienta batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso. Doss quería servir a su país, pero desde pequeño se había hecho una promesa a sí mismo: no coger jamás ningún arma. (FILMAFFINITY)
26 de enero de 2017
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se explica para nada qué proceso interior hizo Desmond Doss para justificarse a sí mismo la contradicción de ser objetor de conciencia que se niega a empuñar un arma pero a la vez ir en la primera línea de un batallón cuyo misión era masacrar al enemigo. Uno debe suponer que la disyuntiva se resuelve por la aceptación de una existencia divina (en este caso el cristianismo adventista del séptimo día); pero en cualquier caso la hazaña que este soldado llevó a cabo en Okinawa salvando a 75 heridos de una segura muerte es lo que se relata en esta película.

De paso don Mel se despacha con otro panfleto de fe religiosa que, muchas veces, mueven a risa: obsérvese cuando se hace alguna referencia divina de qué manera la música se convierte en un coro sacrosanto apoyado con un "tutti" de los violines, en invariablemente esa escena culminará con un fundido a negro (como un ejercicio que permita sobrellevar los más de 60 minutos que le sobran a la película, póngase usted a contar cuántos momentos de estos encuentra en el filme; yo aprecié cinco).

Se pueden enumerar unas cuantas inconsistencias en el libreto (por ejemplo en su enamoramiento, en el trámite del juicio, o en el pedido de la biblia) pero nada de ello empaña un ápice el extraordinario trabajo que hace Mel Gibson en las secuencias del enfrentamiento y la batalla.

Con la crudeza que este director ya mostró en La Pasión de Cristo o en Apocalypto, el horror de la muerte y la morbosa meticulosidad en la percusión de la metralla, en el estallido de las vísceras y en la amputación de miembros, están servidos con una técnica impecable. Y un asombroso montaje, porque no se nota un solo error de continuidad en casi 50 minutos de acción de cientos de primeros planos y panorámicas empalmados con maestría como si se hubiera usado lo que antiguamente se conocía como "guión de hierro", en el que todos los detalles estaban previstos en el papel.

Si te agrada el género bélico y la acción, y estás dispuesto a dejar pasar debilidades del libreto y actuaciones bastante planas esta es una buena película que seguramente te gustará, aunque seas un empedernido ateo como el que escribe
Atilio
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