"Deadpool" lleva el género de los superhéroes a terrenos transgresores y no vistos últimamente, donde estamos acostumbrados (o rodeados) de héroes depresivos, tristes y en películas pesimistas y pesarosas. Mientras que la historia esconde a alguien enfermo y de personalidad torturada por problemas en su vida, la película toma la trama con gusto y ritmo para contarla llena de humor, diversión e incluso una coherente historia de amor.

Ryan Reynolds ha nacido para interpretar este papel, sin dudas. Ya con eso, creo haber dicho mucho de él. Morena Baccarin se aparta de forma acertada de "Homeland" para interpretar a la novia del anti-héroe. Y el resto del plantel funciona al son de la historia y su guión (el cual guarda más de un as en la manga, aparte de la acción sangrienta y los chistes rudos).

Si bien no será una obra maestra, sí quedará como la película de superhéroes moderna que rompió los moldes ya establecidos. Será la película del género que demostró que se puede contar una historia potable y curiosa sin necesidad de acudir al drama o a la lágrima depresiva. "Deadpool" es un divertimento rápido de duración y ritmo, potente y atractivo, lleno de sorpresas y risas amenas. Tal vez, lo mejor de la Marvel y Fox en mucho tiempo. Más que las últimas grandes entregas de X-Men. Y qué decir que hace que nos olvidemos del horrible trago de la película del pasado verano. Sí, esa de los 4 héroes unidos... No me acuerdo del nombre, ni quiero acordarme.