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Voto de Clarice:
1
6.2
872
Drama
Rose es una estrella de rock (Bette Midler) cuyo éxito está estrechamente vinculado al alcohol y a las drogas. Sin embargo, con el paso del tiempo, esos excesos serán la causa de su declive. Cuando Rose, intentando salir de ese infierno, le pide a su mánager (Alan Bates) que le permita tomarse un respiro, él se niega. Entonces ella busca consuelo y amor en los brazos de un atractivo caradura (Frederic Forrest) que no podrá seguir el ... [+]
21 de marzo de 2017
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de tiempo buscando esta peli, tanto por la vida que supuestamente retrataba (dicen) como por haber sido un proyecto muy querido de Michael Cimino que finalmente no pudo llevar a cabo, me encuentro con este bodrio de inspiración libre, guión de culebrón venezolano sin pizca de dramatismo auténtico ni de veracidad, y con esta señora gritona con aspecto de prostituta de barrios bajos.
Si ven alguna de las actuaciones en vivo de Janis Joplin observarán que siempre vestía con pantalones ceñidos y acampanados con cinturones anchos y bajos, blusas amplias de inspiración romántica y chalecos de estilo hippy. Nunca esos vestidos de burdel de puerto. Sus movimientos solían oscilar entre lo psicodélico (que para eso era la época) y momentos de más carácter, siempre sobrio (el carácter). Nunca esos bailecitos de la Midler imitando, creo, a Tina Turner. Creo que se confundió de personaje.
Pero lo más grave de todo es que ni en el peor directo la voz de Janis fue nunca un grillo, ni hizo gallos, ni perdió la fuerza en ninguno de sus arriesgados tonos altos y desgarrados; había aprendido a cantar escuchando discos de lo mejor del blues afroamericano, y siempre mantenía la entonación y la modulación, que creo que es uno de los factores que hizo de ella una fabulosa y llorada intérprete. Nada que ver con la forma de berrear de Bette Midler ni con sus gestos abotargados absolutamente faltos de carácter y sí repletos de ordinariez. Comentario del final en el spoiler.
Si ven alguna de las actuaciones en vivo de Janis Joplin observarán que siempre vestía con pantalones ceñidos y acampanados con cinturones anchos y bajos, blusas amplias de inspiración romántica y chalecos de estilo hippy. Nunca esos vestidos de burdel de puerto. Sus movimientos solían oscilar entre lo psicodélico (que para eso era la época) y momentos de más carácter, siempre sobrio (el carácter). Nunca esos bailecitos de la Midler imitando, creo, a Tina Turner. Creo que se confundió de personaje.
Pero lo más grave de todo es que ni en el peor directo la voz de Janis fue nunca un grillo, ni hizo gallos, ni perdió la fuerza en ninguno de sus arriesgados tonos altos y desgarrados; había aprendido a cantar escuchando discos de lo mejor del blues afroamericano, y siempre mantenía la entonación y la modulación, que creo que es uno de los factores que hizo de ella una fabulosa y llorada intérprete. Nada que ver con la forma de berrear de Bette Midler ni con sus gestos abotargados absolutamente faltos de carácter y sí repletos de ordinariez. Comentario del final en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El colmo del desfase: desgraciadamente el final de Janis fue todo lo contrario al que presentan aquí. No murió glamurosa y melodramáticamente frente a su público durante la gran actuación en su ciudad de origen. Murió sola, en el motel en el que vivía, tras bajar a charlar un momento con el recepcionista para, supuestamente, mitigar la soledad en la que la dejaron su amiga Peggy Caserta y su novio Seth Morgan, ambos ocupados con sus respectivos ligues, a los que llamó intentando pedir, trágicamente, ayuda.