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Voto de marcospeliculas:
5
6.2
400
Drama
Emilia es una joven psiquiatra que vive en Buenos Aires con su novio. Tiene una vida estable pero no está completamente satisfecha. Ella recibe una invitación para regresar a 28 de Noviembre, su ciudad natal en la Patagonia, para esparcir las cenizas de Andrea, su mejor amiga que murió cinco años antes. Emilia detiene su vida en la ciudad y viaja para la ceremonia. El frío y la nieve del duro invierno en el sur de Argentina son el ... [+]
8 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia es sencilla, aunque nos deja varios huecos sin contar.
Los actores lo hacen correctamente, más los adultos que el elenco joven, aunque la protagonista ganó el premio revelación en su país
Le falta cierto ritmo, hay largas escenas de situaciones cotidianas, a mi gusto algo tediosas
Soy habitué del cine de mi país, lo valoro y defiendo, pero en los últimos años del cine argentino, hay un recurso recurrente: en los majestuosos escenarios patagónicos se desarrollan historias en donde sus protagonistas se enfrentan con dilemas existenciales.
A fuerza de silencios, de largos paneos, como en esta película, hay poco guión, poco para contar, mucho para inferir. Claro, el paisaje patagónico es tan atractivo que ya eso mismo es un punto a favor. Pero creo que es un recurso excesivo y ya visto. Veamos:
todas las películas de Sorín, que son como cinco; Las vidas posibles, Temporada de caza, La cordillera, El invierno, La reconstrucción, Días de pesca, Nacido y criado... y más lejos El Aura o Wakolda, tienen como hilo esos parajes inhospitos, maravillosos, para que muchos de los personajes que viven allí, taciturnos, rutinarios y silenciosos, confronten con los llegados de otros lados y que deben saldar cuestiones o deudas pendientes de su profundo interior. Como que la majestuosidad patagónica, cual dios natural, los movilizara interiormente, les sacara todo de adentro, los cuestionara.
Creo que el recurso está visto, al menos me parece a mi. Cuando observé esta película me aparecieron en mi mente muchas anteriores y no tan distantes. Me hizo recordar a los western de mi niñez: veías uno, y eran todos parecidos.
Creo que es hora de dejar de sacarle jugo al paisaje y afinar más las historias, no dejar tanto tiempo de cámara encendida en silencio con vientos patagónicos susurrando. O si no, decidir hacer buenos mediometrajes o cortos.
Hay que darle una vuelta de tuerca a los 'filmes introspectivos patagónicos'
Los actores lo hacen correctamente, más los adultos que el elenco joven, aunque la protagonista ganó el premio revelación en su país
Le falta cierto ritmo, hay largas escenas de situaciones cotidianas, a mi gusto algo tediosas
Soy habitué del cine de mi país, lo valoro y defiendo, pero en los últimos años del cine argentino, hay un recurso recurrente: en los majestuosos escenarios patagónicos se desarrollan historias en donde sus protagonistas se enfrentan con dilemas existenciales.
A fuerza de silencios, de largos paneos, como en esta película, hay poco guión, poco para contar, mucho para inferir. Claro, el paisaje patagónico es tan atractivo que ya eso mismo es un punto a favor. Pero creo que es un recurso excesivo y ya visto. Veamos:
todas las películas de Sorín, que son como cinco; Las vidas posibles, Temporada de caza, La cordillera, El invierno, La reconstrucción, Días de pesca, Nacido y criado... y más lejos El Aura o Wakolda, tienen como hilo esos parajes inhospitos, maravillosos, para que muchos de los personajes que viven allí, taciturnos, rutinarios y silenciosos, confronten con los llegados de otros lados y que deben saldar cuestiones o deudas pendientes de su profundo interior. Como que la majestuosidad patagónica, cual dios natural, los movilizara interiormente, les sacara todo de adentro, los cuestionara.
Creo que el recurso está visto, al menos me parece a mi. Cuando observé esta película me aparecieron en mi mente muchas anteriores y no tan distantes. Me hizo recordar a los western de mi niñez: veías uno, y eran todos parecidos.
Creo que es hora de dejar de sacarle jugo al paisaje y afinar más las historias, no dejar tanto tiempo de cámara encendida en silencio con vientos patagónicos susurrando. O si no, decidir hacer buenos mediometrajes o cortos.
Hay que darle una vuelta de tuerca a los 'filmes introspectivos patagónicos'
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La escena final de sexo nostálgico, físico, a destiempo y sin razón era algo tan esperable y convencional que abruma. Esperé vanamente que no sucediera, que en un acto valiente finalizara la película sin él. Pero no...
Habrá que animarse a mostrar que de una buena vez el instinto sea vencido por la razón, al menos una vez.
Y que aunque el espectador medio se quede con las ganas de ver una escena de cama y pasión, y sienta que faltó ese plus que las miradas y los acciones de los protagonistas iban preparando a lo largo de sus encuentros, es más coherente que la chica, una médica psiquiatra, no se deje tentar por ese recuerdo de ese ex novio mediocre y ahora esposo y padre, no sea tan desleal con la pareja que tiene en Bs As, no lo haga ser a él tan desleal con su nueva familia, en fin, que no patine como 'la costurerita que dio el mal paso'.
Esto el cine argentino lo viene repitiendo desde 1984, y ya el público no necesita como en aquellos años, o así se decía en aquellos días, sí o sí ver la escena sexual explícita.
Este aspecto también merece una vuelta de tuerca. El público creció.
Habrá que animarse a mostrar que de una buena vez el instinto sea vencido por la razón, al menos una vez.
Y que aunque el espectador medio se quede con las ganas de ver una escena de cama y pasión, y sienta que faltó ese plus que las miradas y los acciones de los protagonistas iban preparando a lo largo de sus encuentros, es más coherente que la chica, una médica psiquiatra, no se deje tentar por ese recuerdo de ese ex novio mediocre y ahora esposo y padre, no sea tan desleal con la pareja que tiene en Bs As, no lo haga ser a él tan desleal con su nueva familia, en fin, que no patine como 'la costurerita que dio el mal paso'.
Esto el cine argentino lo viene repitiendo desde 1984, y ya el público no necesita como en aquellos años, o así se decía en aquellos días, sí o sí ver la escena sexual explícita.
Este aspecto también merece una vuelta de tuerca. El público creció.