Cabaret de Bob Fosse, es un drama musical basado en los años 30 de la Alemania nazi. Dirigida con un ritmo dinámico, y al compas de un musical que canta y narra lo que ocurre en la trama, es original y diferente, propia y subjetiva, además de estar realizada de modo asombroso y soberbio para el público, y definida de forma arrolladora e inigualable.
La fotografía, es sugerente a la Alemania de la época, siendo estimulante, sensacional y llamativa en los interiores, y sacando la estética apropiada para situarnos en el momento en cuestión. Y la música, es extraordinaria y espectacular, por ser espléndida y sensacional por sus canciones y letras, y un musical sin igual, divertido e inolvidable, con canciones que quedaron para la posteridad, por su originalidad y burla.
Las actuaciones, son deslumbrantes, auténticas y genuinas. Con Lizza Minelly a la cabeza, en un papel que acapara toda la atención del espectador, por estar radiante y carismática en una interpretación por la que obtuvo un merecidísimo oscar. Michael York trabaja con ingenuidad y naturalidad, en una labor oportuna de acompañamiento de la principal, Joel Grey está fascinador y brillante en un oscarizado papel, y son competentes también, las actuaciones de Marisa Berenson, Helmut Griem y Fritz Wepper. Los cuales emplean diálogos ingeniosos, salerosos y dicharacheros, sobre todo por parte de Minelly, y en definitiva sutiles y dinámicos, siendo uno de los verdaderos fuertes del film.
El guion, es apasionante y atractivo, llevada a cabo con originalidad y toques disparatados que divierten al público por ser a ratos hilarante y divertido, argumentado de forma extraordinaria y portentosa, y desde luego fantástico y arrollador. Los planos y movimientos de cámara en mano para las actuaciones, dan gran realismo e inquietud a la trama, por estar bien cuidados en detalles y ser admirables e ingeniosos en su uso. Y los vestuarios y caracterizaciones son estéticamente sugerentes y alusivos al lugar y momento, elaborados para llamar la atención y fascinar, a un público cautivado por una cinta inigualable.
Por lo que, en definitiva, la considero una obra imperecedera y esencial, no solo en los musicales, sino en el séptimo arte en general, por ser maravillosa, magistral y encantadora. Y desde luego, recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, vestuarios y caracterizaciones, y movimientos y planos de cámara, que junto con sus 8 oscars demuestran, que es una cinta imprescindible e inolvidable por su magia y fascinación, la cual sobrevive perfectamente el paso del tiempo.