La diferencia más clara entre “Celebrity” de Allen y “Delirious” de DiCillo va por los gramos de azúcar conglomerada. De una comedia repleta de gags y humor ácido sobre el mundo de la fama a un híbrido de “Pretty Woman” con efervescencias de cine independiente americano… Pura consecuencia lógica del director que “Una rubia auténtica” ya había explorado la artificialidad de famosos y su superficialidad.

Ese 'tiro que se oyó en el mundo entero' contiene una de las exploraciones más inteligentes de cara al cine independiente. Hollywood transformaría esta historia en un thriller oscuro sobre la envidia y la insatisfacción personal con el éxito; la mayoría de las veces se consigue con un buen braguetazo o encontrarse en el momento oportuno. Es cierto que DiCillo acaramela ha historia y la prostituye en su justa medida con “La dama y el vagabundo” o que el castillo de la princesa sea un hotel.

La bruja fue incapaz de disparar y apretar el gatillo. El retrato hubiese sido perfecto pero es que, como en todos los cuentos de hadas que se precien, el amor puede con todo… Y ese blanco final que se hace negro para los créditos finales