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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama Nader (Peyman Moaadi) y Simin (Leila Hatami) son un matrimonio iraní con una hija. Simin quiere abandonar Irán en busca de una vida mejor, pero Nader desea quedarse para cuidar a su padre, que tiene Alzheimer. Ella le pide el divorcio y se muda a vivir con sus padres. Nader no tiene más remedio que contratar a una mujer que cuide a su padre. Una negligencia de la asistenta provoca un conflicto de grandes dimensiones. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2012
36 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los personajes son presentados desde el punto de vista de un juez en un plano ‘fijo’, pero filmado aparentemente con cámara al hombro. Nos convertimos en ese mismo en juez, en jueces de esa pareja que se quiere divorciar y nos es expuesta la primera pieza de dominó que provocará la caída del resto. “Nader y Simin, una separación” nos va a relatar, tal y como nos avanza su título, la separación de una pareja y la dilatada elección que tiene que hacer una hija para intentar atarles y buscar la reconciliación. La cámara sigue nerviosa y tambaleante a esos personajes pero, en breve, desaparece y sólo quedan ellos: inseguros, reales y mentirosos.

Pero aquí la mentira es un arma de defensa o de manipulación. El miedo hace mentir a los protagonistas para poder sobrevivir ante amenazas que les podría mermar de su preciada libertad… y una vez que han mentido deben seguir mintiendo aunque puedan perder sus principios con ello. El filme de Asghar Farhadi traza un cuento moral sobre la verdad y la mentira y la utilización de ambas para un interés propio. Todos mienten en un mundo donde la verdad ha dejado de tener valor y se convierte en un arma que pone en peligro al individuo. La búsqueda de la verdad, la fe y la separación de las ideas convierten a “Nader y Simin, una separación” en una cinta que admite múltiples lecturas que podrían representar perfectamente a ese país donde se desarrolla la acción. A ese país donde los cineastas van a la cárcel por contar lo que consideran su verdad.

Esa visión múltiple de la obra que muestra Farhadi nos recuerda a los goles que marcaban en el pasado Berlanga o en el presente Jia Zhangke ante una presión autoritaria e irracional que hace que los cineastas tengan que mentir para realmente contar la verdad.
Maldito Bastardo
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