6 de enero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No pasará a los anales del cine esta película, una de las dos que llegó a dirigir el conocido e histriónico actor Burguess Meredith, basada en un relato de George Simenon, pese al valor añadido de la extraña fotografía de tonos ocres en Ansco Color –una suerte de Technicolor- de Stanley Cortez o el protagonismo de Charles Laughton y un envejecido Franchot Tone –junto al propiuo Meredith-. Lo más destacado, además de los actores, es el atmosférico y algo irreal ambiente parisino, aunque la película no logre cuajar en ningún momento por su falta de profundidad y su tono, entre la farsa y el humor sin gracia, en el que bracean faltos de aire, el personaje algo caricaturesco de Laughton como inspector y el tono algo irritante de Tone. Al final la relación entre los dos personajes se hace algo plomiza y acaba por cansar. Muy floja.
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