Desistí de verla hasta en dos ocasiones en la primera temporada y fue a la tercera cuando finalmente me atrapó. Cuando veía la portada y la veía anunciada en la TV de chico uno se me hacía una imagen muy diferente.

El enfoque de Tony Soprano en sus visitas al psiquiatra es único. Nada que ver con el cliché medio de gángsters.
Además de tener un reparto de diez, cada personaje tiene un sabor inconfundible y todos se van desarrollando a lo largo de la serie como pocas veces se ha visto. Un factor psicológico y humano muy marcado en los personajes.

También hay violencia y guiños y referencias a Italia que son cojonudas. Los vestuarios, el atrezo, todo está cuidado al detalle. Es imposible no cogerle cariño o no sentirte identificado con algún personaje a lo largo de las 6 temporadas. El final es abierto.