Opino que, junto con "One Week", es el corto más logrado de Keaton.

La acción comienza con los intentos frustrados de suicidio de Buster, y termina con uno de los gags más memorables de toda su carrera, el cual, según declararía en una entrevista, es su mejor chiste. El extracto donde aparecía el gag permaneció muchos años perdido, pero, afortunadamente, hoy se encuentra recuperado (se halló la parte que faltaba en una copia rusa de la película, creo recordar), y actualmente se puede disfrutar del corto al completo.

A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Keaton se percató enseguida de las posibilidades del medio, de ahí que su cine esté repleto de hallazgos, innovaciones, trucos ingeniosos y sutiles. Esa manera de entender la profesión, unida a su sorprendente agilidad y a sus infinitos recursos (se crió en un circo donde llegó a realizar las tareas más diversas), amén de un sentido del compromiso que le impulsaba a poner en peligro su propia integridad física (no sólo no utilizaba dobles... sino que frecuentemente doblaba a algunos secundarios) contribuyen a hacer de su obra un legado rico, bello y emotivo.

Aunque sus mayores contribuciones al séptimo arte seguirán siendo los largometrajes ("El maquinista de la General", "Sherlock Jr.", "El navegante", "Siete ocasiones", "El cameraman"), no hemos de olvidarnos de los cortos en los que fue aprendiendo el oficio y desarrollando su personal inventiva, y que configuran el germen de sus grandes obras.

El hecho de que durante largos años sufriera tristemente el mal del olvido, y de que, como consecuencia de ello, cayera en el infierno del alcoholismo, no ha de confundirnos. Keaton fue un genio inimitable, que perdura y perdurará, siempre.

O al menos, eso espero.