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España España · Gijón
Voto de TeAmargo:
5
Thriller Basada en la vida real de Barry Seal, un piloto de la TWA reclutado por la CIA que se convirtió en un importante narcotraficante que movía droga para el cartel de Medellín de Jorge Ochoa y Pablo Escobar entre los Estados Unidos y Centroamérica, viéndose involucrado en importantes sucesos de los años 80 como el escándalo Irán-Contra. (FILMAFFINITY)

1 de septiembre de 2017
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una desastrosa Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás y una mala La Momia, Tom Cruise entrega su mejor película de esta temporada con la presente Barry Seal: El traficante (American Made). Y no es para menos, cuenta con todo lo esperable en una película de Cruise que esté de correcta para arriba: entretenimiento, diversión y una interpretación pegadiza -y sonriente hasta el final, tiene mérito-. Acompañando se halla una dirección elegante, la cual recuerda por momentos a un Michael Mann con cámara digital (así como los magníficos detalles de los títulos iniciales clásicos de los 70 y 80, así como la estética del VHS, pasando por el mismo formato panorámico de la película el cual es 1.85:1 en lugar del amplio y extenso 16:9) y una banda sonora tan fresca y ligera como la película misma.

Con todos estos mimbres, ¿Cuál puede ser el problema? Que sabemos en gran medida lo que va a pasar. Que ya han hecho El lobo de Wall Street o El precio del poder (Scarface) -de esta última se saca fácil la problemática del dinero que no entra ni en el banco, ni en la propia casa del protagonista- y tenemos mejores interpretaciones de vidas al límite en la mismísima televisión gracias a Breaking Bad o la reciente Narcos (muy relacionada por la incursión de Pablo Escobar en la historia). Barry Seal emplea la voz en off, el tono desenfadado y la posterior caída/vuelta a la realidad del protagonista y su vida. Ya nos sabemos esta historia y ya ha sido presentada de mejores-y más intensos o memorables- modos.

¿Eso la hace mala? No. Pese a que la nota pueda parecer baja, es un disfrutable entretenimiento para el final del verano. Uno con el que Cruise y Liman demuestran su valía una vez más -delante y detrás de la cámara respectivamente-, pero sin llegar al muy buen nivel de Al filo del mañana (su anterior y divertidísima colaboración). Cruise cumple como esperaba de él (y como necesitaba tras dos pinchazos mal olientes), lo que pasa es que esta historia ya la hemos visto otras veces. Y a pesar de unos cuantos buenos golpes -pilotos que se quedan dormidos, diálogos bien interpretados, fajos de billetes que marcan la posición de una lavadora o el mismo carisma juguetón de Cruise-, no consigue ser nada más que un viaje de ida al cine y vuelta a casa pasajero y sin mella.

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TeAmargo
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