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España España · Granada
Voto de Jedirojo:
9
Romance. Drama San Petersburgo (Rusia), siglo XIX. Tras dilapidar su fortuna, Evgene Onegin, uno de los solteros más codiciados de la ciudad, recibe en herencia de un tío suyo grandes propiedades en el campo. Una vez instalado allí, su vecino Vladimir Lensky le presenta a Olga Larin, la hermana de su prometida. La historia de amor que surge entre ellos tropezará con obstáculos y malentendidos que obligan a Onegin a huir. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces vas al videclub con tu padre y tu padre, que es el que paga, se empeña en alquilar una película que no te suena de nada y que tiene pinta de ser un tostón, en lugar de ir a lo seguro y pillar Arma Letal 4 u otra súperpeli de acción. Mientras vuelves a casa vas pensando que si no te gusta aprovechas para echar la siesta y ya está. Otras veces, tu padre te da en toda la boca y te enamoras de una película indescriptiblemente hermosa en la que no hubieras puesto los ojos antes de madurar un poco. Ésta película es una adaptación de la novela homónima en verso "Evgeni Onegin" del gran escritor ruso del siglo XIX Alexander Pushkin. La historia cuenta la vida de un joven noble ruso, Onegin (interpretado por Ralph Fiennes), del siglo XIX residente en la corte de San Petesburgo, donde su disipado tren de vida le ha llevado al absoluto hastío por la vida, en la que ha cometido toda clase de excesos disolutos, que menguan rápidamente sus rentas. Al poco tiempo, y muy convenientemente, recibe una carta en la que un tío, largo tiempo olvidado y al borde de la muerte, le cede todas sus posesiones en una provincial y nada refinada región de la fría Rusia. Allí se encuentra con unos bastos y preciosistas paisajes poblados por gente humilde, que trabaja, vive y muere para un puñado de terratenientes y nobles de poca relevancia en la corte. Lenski (Tobi Stephens) es uno de esos juveniles nobles con los que Onegin se encuentra primero. Su sencillez, su sincera amistad y su falta de sofisticación suponen un agradable contraste para el cosmopolita Onegin, que disfruta de la ausencia de dobleces y falsas apariencias. Lenski presenta a Onegin a su prometida y a su familia, entre cuyos miembros destaca la dulce Tatiana (Liv Tyler), que queda cautivada por su invitado. El desarrollo de la historia es suave, calmado, sin brusquedad, hasta que se presenta el drama, que hace evolucionar el argumento de forma natural. Sin desvelar nada más de la trama debo reconocer que una de las cosas más atractivas de la cinta es la simetría de la historia. Igualmente importantes son la polaridad antagónica de Onegin y Tatiana, cuyos personajes están espectacularmente presentados unos enormes Ralph Fiennes y Liv Tyler, y la irresistible química romántica que aún despierta ecos del más puro romanticismo en mi memoria, y que son sólo algunas de las delicadezas con que nos regala esta cinta. En apenas una hora y media se nos cuenta una historia preciosa, pero inevitablemente triste, que se sostiene por la enorme fuerza espiritual de los dos personajes protagonistas. La escena final entre ellos es en mi opinión fantástica, donde desaparecen de forma repentina todos los recargados elementos de los escenarios interiores que nos acompañan en toda la película, por lo que me niego a aceptar que haya sido por casualidad, pues creo sinceramente que es un espejo de la desesperación interior que asola las almas de los dos. Una película que mima así estos detalles, que muestra este tipo de tangibles metáforas para el que guste de ellos, es una señal inequívoca de que es una obra de arte. Leí la novela a raíz de ver la película, pero no sé ruso, así que me tuve que conformar con una traducción, que me temo que no soy capaz de apreciar o que palidece ante la maestría de esta adaptación. Éste ha sido un proyecto casi familiar, en la que la familia Fiennes ha dado el do de pecho, teniendo fe en una novela que creo que han sido capaces de interiorizar por completo, hasta el punto de haberla agrandado y llevado a la excelencia, especialmente la directora Martha Fiennes. Podrían haber hecho uso de la música compuesta por Tchaikovski, entre otras, para la banda sonora dándole así un empaque más histórico, pero en lugar de eso Magnus Fiennes realiza un par de piezas de nueva composición que albergan tal belleza, que a menudo reproduzco en mi mp4 para sumergirme nuevamente en una historia con la que cualquier corazón puede volver a latir enamorado. Desaconsejo esta película a todos aquellos que no disfruten con el romanticismo más Brönte posible.
Jedirojo
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