Hay quien no puede evitar los problemas, los aisla, los circunvala, los salta, se hace el bueno con ellos, es quien realmente no es y los esconde en otro lugar para que luego con una suave distorsión en la melodía que será la banda sonora a la que deberás dar volumen en una nueva persecución, vuelvan a tocarte en el hombro y a decirte que ha sido una buena tregua, un tiempo de espera precioso y que ambos necesitábais pero que ya está bien, que vienen a por ti, es aburrido llevar una máscara, conducir despacio, permitir que te adelante y pararse en los semáforos. Toda la gasolina que le has estado dando de comer a la bestia mientras has estado subido al capo en el arcén mirando pasar el resto de coches en la autopista explotará y se podrá oler el humo en el pelo de tu amante, en el efectivo del alquiler del piso, en la cena a solas con la televisión de los domingos, ese olor se pegará a tu nariz hasta formar una costra de sangre, hasta fatigarte, hasta marearte y debes estar preparado para no caerte al suelo.