Doloroso es el momento en el que algo tan sencillo puede espetar en la cara del espectador una cruda realidad. Maravilloso trabajo de creación de unos personajes despojados de cualquier atisbo de florituras... Tras la pureza chocante y hosca inicial reconocemos a unos personajes que llevan la supervivencia por bandera y que rezuman inteligencia en sus palabras. No se recrean falsamente en principios aletargados en agrestes parajes. Su credibilidad viene de la fuerza de la juventud y de la sabiduría de la madurez. Ese choque bien delimitado es el punto de partido de la impetuosa relación de poderes que nos transmite a cada secuencia. Vemos como, con naturalidad exacerbada, nos golpea los vicios y las cloacas de una sociedad enferma e injusta, que hace daño a los más débiles y forja el trono de los más fuertes. Pero a pesar de ello logra transmitir esa dureza ruda de la verdad, esa angustiosa pero sacrificable actuación de una sociedad que muerde donde no debe, pero que pinta los caminos de pequeñas soluciones que empiezan desde abajo, como las grandes revoluciones la base es el comienzo. Película que busca en esa fe la fuerza del comienzo, siempre doloroso pero esperanzador.