The Code parte de la premisa de que todo, desde un átomo al universo entero -también la vida y los comportamientos-, se reduce a patrones, razones numéricas, formas y fórmulas. En cada cosa subyace un código riguroso y preciso que obliga o se deduce, incluido el caos. Este determinismo se desarrolla en tres capítulos que abarcan las cifras, las configuraciones y las previsiones, es decir, algebra, geometría y estadística, tres campos fundamentales de las matemáticas.

The Code abunda en la maestría británica a la hora de producir documentales. Magnífica realización, exquisito montaje, asuntos bien escogidos, muy educativos e interesantes. Y no hay mejor enseñanza que la que resulta amena y sorprendente. Esta serie cumple con nota todas esas virtudes. Sus detractores se quejan de la falta de profundidad, pero el espectador medio y el lego quedan satisfechos y gratamente sorprendidos del relato, las demostraciones y la hermosa imaginería.

El único defecto que se le puede achacar a esta miniserie es la duración de sus tres partes. Por entrega, una hora que se alarga artificiosamente con premiosidad, largas secuencias y reiteraciones de lo ya dicho, cuando lo mismo se expone en treinta o cuarenta minutos con los mismos resultados de efectividad. Salvo este detalle, muy, pero que muy recomendable.