Luis Malle no tenía arte para las comedias. Las pocas que hizo están a un nivel muy inferior de las películas “serias”, como Adiós, muchachos, Un soplo al corazón, Lacombe Lucien, Vania en la calle 42…, casi todas.
Esta podría ser algo rompedor en 1960, pero el tiempo ha sido muy cruel con ella. No tiene gracia. Algunos recursos, como el de pase rápido de imágenes, suenan muy falsos.
Philippe Noiret tampoco tiene gracia. Se salva la niña.
Es interesante el rodaje en exteriores. Y es interesante como historia del cine francés y en particular para ver las limitaciones de Malle.
E interesa lo que queda de la gran novela de Quenau.