La que le ha caído al crítico don Carlos Boyero (con el que pocas veces estoy de acuerdo, pero al menos debe reconocerse que en sus columnas habla de la película en sí y de cine, y no hace alambicada, pedante y barata literatura como otros tipo Luis Martínez) por decir lo que piensa de esta producción de Filmin. Como fiel usuario de esta gran plataforma tengo simplemente que admitir lo soberanamente mala que es esta "serie", que creo que además ridiculiza lo que pretende ensalzar.

Pijiprogres barcelonesas tan modernas como sectarias que por supuesto viven en el centro y pasan sus días follando, emborrachándose, metiéndose coca y pastis y maría, así que están casi siempre de resaca y piden hamburguesas a los pobres riders de Glovo. Diálogos impostados, que no sé si son en serio o son satíricos, porque de tan hiperfeminista y tan de discursito quedan ridículos. Los hombres suelen ser vulnerables y llorones o machirulos y abusones, las dos protagonistas fuertes y se encienden un porro después de pajear a un lacrimoso, aunque también tienen sus momentos de bajón y ansiedad. Ah, y por supuesto la culpa la tienen siempre los factores externos, o indefinibles. Luego las actuaciones, realmente sonrojantes. Y todo con una estética feísta y soez, de pelos, granos y atrevidos primeros planos de genitales tanto femeninos como masculinos. La meada de las dos protagonistas agachadas en la calle es "bonita", sí.

En fin, todo tan vacío, falso y cansino como sus protas. Lo único bueno es que dura sólo 15 minutos cada episodio.