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Voto de Amin Adabaman:
8
Drama Durante una visita a la casa de sus abuelos, Kath encuentra unas fotografías de las revueltas civiles de Argentina de 2001. A su regreso a Buenos Aires intentará descubrir el vínculo que existe entre dichas fotografías y su madre recién fallecida, autora de las imágenes. (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha nacido un cineasta.

Se trata de una opera prima, pero me imagino que antes habrán habido unos cuantos cortos, pues esta película exhibe una gran madurez por parte de quien la ha hecho.

Quizás resulte algo fácil decir que a uno le recuerda el cine de Jaime Rosales, pero creo que resulta evidente un parentesco en muchos sentidos –algo que puede estar en el ambiente de la época, sin dejar de ser una opción entre otras. Pienso en la frialdad casi documental con la que se conduce la ficción, la parsimonia con la que fluye, con algunos abruptos giros que dotan de sentido a lo que ocurre y hasta entonces parecía opaco, un sentido rítmico casi musical (y no por casualidad el mismo cineasta firma la música). También comparte una narrativa que no acaba de ofrecer todas las claves de lo narrado: no son aportadas todas las piezas del puzzle, y las sí aportadas no acaban de encajar. Es el espectador quien tiene que poner un resto de algo que no se le acaba de ofrecer completo. Él mismo es conciente de que tiene datos (e imágenes, escenas del pasado) a las que la protagonista no puede acceder en su búsqueda. Y es que la verdad está ahí, pero no plenamente asequible para nadie.

Esto, para una ficción de corte en parte político, es muy de agradecer. En el trasfondo está un hecho de la dictadura argentina, y la venganza contra un verdugo. Pero ello no está visto con dogmatismos ni grandes seguridades victimistas. El mismo verdugo, acaso el personaje más interesante, en una película que practica un realismo distinto al predominante en el cine, ofrece una autointerpretación digna de ser meditada: no le distingue el odio, sino la incapacidad de amar.

El personaje de la fotógrafa, que va apareciendo poco a poco, de una forma indirecta y soslayada (el espectador ve lo que su hija no logra rescatar en su pesquisa), está dotado de una extraña fuerza. Y hay que insistir: no con un retrato de realismo clásico, con todos los datos a la vista, sino de una forma elíptica, sugerente, de la misma manera que los humanos se perciben mutuamente a lo largo de sus vidas.

El salto de España a Argentina funciona muy bien, ayuda mucho para subrayar una búsqueda que nunca acaba de desentrañar lo que se persigue y lo cual se encuentra en "el otro lado", donde no se dominan del todo las claves de aquella realidad.

Y en el fondo, tratándose de cuestiones de difícil manejo, como la complicada aclaración de lo que le pasó tan importante a la madre de la protagonista, en Argentina, o el caso de una tortura en la dictadura militar y una venganza, está la obtención de una profunda serenidad. ¿Por qué y de qué? No de “la verdad”, sino la de su indagación, y ello tanto la que persigue la hija –que es el eje de la película, de su movimiento– como la madre –su núcleo. La verdad no le hará a uno más libre, ni más feliz. Pero sí más sereno, en el mero interrogarse por ella. Y más honesto.
Amin Adabaman
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