Es muy difícil escribir una primera crítica y tener que hacerlo con esta peli. Y también es muy complicado convencer a alguien para que la vea. Porque se trata de una película muy irreverente, bastante gamberra, algo psicotrópica, puntualmente reiterativa, desquiciante y muuuy larga. Pero es muy, muy, muy recomendable. Porque todo lo anterior no evita que sea una película divertida y original.

Soy un cinéfilo de pacotilla, sin embargo eso no me impide ver influencias o pinceladas de Kitano, de Miike, de Satoshi Kon y, tirando más para la otra orilla, del mismísimo Tarantino. Creo que cualquiera de estos autores podrían haber creado a los protagonistas de Love Exposure: al atribulado Yu, a la traumatizada Yoko, a la trastornada Koike, al cura erotómano o a la ninfómana Kaori.

Más que por su argumento que, en ocasiones puede resultar simplón y artificialmente enrevesado, esta obra me parece más recomendable como experiencia de un cine asiático que, manteniendo su conexión con la tradición técnica, visual e interpretativa de toda la vida, se atreve a narrar historias bastante transgresoras sin caer en gafapastadas ni provocaciones gratuitas.

Voy por el cuarto párrafo y realmente no he contado nada del film; pero, como digo, lo de menos es la historia chico conoce a chica. Lo realmente grande de esta película es cómo la conoce y qué es lo que llega a hacer para conseguirla.