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España España · Oviedo
Voto de babayu:
8
Thriller. Drama. Comedia Tras el fracaso de una operación, dos asesinos a sueldo, Ray (Colin Farrell) y Ken (Brendan Gleeson), reciben la orden de su jefe Harry (Ralph Fiennes) de abandonar temporalmente Londres y trasladarse durante algún tiempo hasta que se calmen las cosas a la ciudad de Brujas, en Bélgica. (FILMAFFINITY)
31 de julio de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prometedor debut en el largo del londinense Martin McDonagh, que ya había anunciado su talento en el multipremiado corto Six Shooter.
La peli es de lo más rocambolesco: va picando de un buen puñado de géneros cinematográficos: drama, comedia, thriller, cine negro, etc., cambiando de registro sin previo aviso.
El argumento, en principio, parece sencillo: dos sicarios, uno experimentado y otro aprendiendo el oficio, son destinados a la ciudad belga a la espera de recibir noticias de su jefe. Una vez allí, ocupan su tiempo de varias maneras, haciendo turismo y sobre todo, conociéndose, o mejor dicho, permitiendo que nosotros les conozcamos. Así sabemos que el joven está afligido, porque algo inesperado le ha pasado en su último trabajo y se empieza a plantear una serie de dudas existenciales. El viejo trata con infinita paciencia las veleidades de su "pupilo", hasta que por fin el jefe da señales de vida, lo que será el detonador de lo que sucederá y no os contaré.
Me fascinan los personajes de la peli: por un lado, el joven, Ray, al que encarna Colin Farrell (perfeccionando el papel de "paleto" torturado que ya hiciera en El Sueño de Cassandra, y que en esta ocasión sabe ser simpático, seductor, atormentado, airado, arrepentido, etc., un tornasol de emociones que hacen que borde su papel. No menos potente está, como siempre, otro irlandés, Brendan Gleeson, como Ken, el otro asesino. Harry Waters, el jefe, está encarnado por Ralph Fiennes, ofreciendo una magistral parodia del típico jefe gángster, asesino como el que más, pero con honor y valores morales, por supuesto.
Pero hay un cuarto personaje, quizás el más importante, tanto que casi ocupa el título completo (obviaré el prescindible "escondidos" del doblaje español): la ciudad de Brujas; en pocas ocasiones el cine ha dado la oportunidad a una ciudad de tener un protagonismo clave en una película, y ésta es una de ellas: no sólo porque es bellísima, sino, sobre todo, porque en un momento determinado se transforma, justo cuando la peli se convierte en una especie de cuento surrealista: al mismo tiempo que se deforman los personajes, se hacen tuertos, enanos, heridos, la ciudad viene a mudarse en una especie de purgatorio en el que se decidirá si Ken y Ray son dignos de alcanzar el cielo o están condenados al infierno. También pienso que el director se atreve a jugar con la elasticidad del tiempo, contagiándose del aspecto onírico que se ha imprimido al aspecto humano y ambiental.
También me gustaría destacar la espléndida música de Carter Burwell y la fotografía de Eigil Bryld, que contribuyen a hacer de la peli una de las más peculiares y apetecibles de este 2008.
babayu
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