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España España · Oviedo
Voto de babayu:
8
Aventuras. Acción Guerras napoleónicas, año 1805. Bonaparte domina Europa. Inglaterra consigue resistir porque es la primera potencia naval del mundo. Precisamente por eso los mares se convierten en un crucial y estratégico campo de batalla. En el Atlántico, el Surprise, un navío inglés capitaneado por Jack Aubrey (Crowe), es atacado por sorpresa por un buque de guerra francés. A pesar de los graves daños sufridos por la nave, Aubrey decide navegar a ... [+]
31 de julio de 2008
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para uno que se crió viendo Moby Dick, El Hidalgo de los Mares o Capitanes Intrépidos en sesiones de tarde televisivas, ver que en el siglo XXI no se ha perdido el oficio para hacer una buena peli marinera es sumamente gratificante.
A pesar de estar envuelta en una apariencia clásica, la obra de Weir se desarrolla con una narrativa arriesgada: practicamente no tiene argumento, principio ni fin, pasan cosas, pero no es importante que sucedan para el devenir de la peli. El director centra su mirada en el Surprise, el barco, y las relaciones humanas que se desarrollan en su interior: le interesa mostrar el empecinamiento militar de Jack Aubrey, su ambición en la búsqueda de su objetivo, vencer al Acheron, oponiéndolo a Stephen Maturin, el humanista, médico y naturalista de la embarcación a quien le atrae bastante más perseguir el conocimiento que la guerra contra los franceses. La relación de los dos personajes es tan compleja y tan sencilla como cualquier amistad digna de tener ese nombre: son diferentes pero comparten y se respetan. Al mismo tiempo se nos cuenta cómo se vive en la fragata: la tripulación no deja de ser un reflejo de la sociedad: jovenzuelos de clases altas que se entrenan para, en un improbable futuro, dirigir sus propios barcos; por otra parte, los marineros, arrancados de sus penosas vidas y trabajos en tierra para llevar a cabo penosas vidas y trabajos en mar, en un frágil equilibrio que explotaría si cada uno no fuera consciente de que la existencia de esas jerarquías es necesaria para alcanzar una meta común.
Me atrae la sensibilidad con la que se ha contado esto: todos son conscientes de las diferencias entre ellos, pero lo son aún más de la necesidad de arrimar el hombro al unísono para intentar evitar cruzar la irreversible frontera entre la vida y la muerte.
Evidentemente no podría dejar de destacar el envoltorio que rodea a la idea; hay un prodigio técnico al servicio de la peli (qué menos, tratándose de una superproducción): una fotografía excelente, una puesta en escena soberbia, en la que el barco oscila constantemente, los combates navales, narrados con claridad, y unos magníficos efectos especiales de Industrial Light and Magic, que, por una vez, no se imponen a lo realmente importante, que es lo que se nos cuenta. Ah, y Russell Crowe y, sobre todo, Paul Bettany, hacen un espléndido trabajo encarnando a sus personajes.
También me gusta la música, especialmente cuando los dos amigos se olvidan de sus diferencias y se hacen uno para tocar el tema final de Boccherini.
En resumen, una delicia en la que, por una vez, no tenemos la ansiedad de esperar que sucedan cosas, sino que todo va fluyendo...
babayu
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