El momento de la vaca fue épico. A lo largo de las aventuras me ha gustado que nadie pareciese sobrevenido por las disparatadas circunstancias que les iban ocurriendo: la resignación de sus rostros ante los desafortunados imprevistos era pasajera, enseguida ya tenían en mente lo siguiente que iban a hacer... Y actuaban.

Pero lo que más me ha gustado, ha sido el momento del Hitler, cuando el bonachón y corriente padre de familia, algo sumiso, que siempre estaba sujeto a las órdenes de su familia, gritaba que se había pinchado el dedo medio, le costaba conducir, se estrella contra una cubierta que albergaba una reunión de veteranos de guerra americanos y al frenar el coche, circundado con banderas nazis a los 4 lados, se mancha del hollín del mechero del coche, que le deja un bigote como el de Hitler. Sale del coche a explicarse y a pedir disculpas, pero al dolerle, no le sale hablar, lo único que logra articular son unos extraños incomprensibles sonidos que parecían ser alemán. Además, enseña el dedo central, tratando de decir que le duele, lo que ya remata la faena! Jajaja! Lo que me pude reír! Y vemos a un abuelo que ya no aguantaba más que saca la pistola y le pega un tiro!

En fin, una película muy divertida, con una segunda parte bastante mejor que la primera, memorable.

Lo que me ha molestado un poco ha sido el final, esa obsesión de comprometerse por una causa, resulta que todo el mundo ha donado su dinero a una organización benéfica. ¿Por qué? Si no venía a cuento, eso lo han sacado para concienciar a los espectadores y no ha quedado nada bien. Aparte de que resta credibilidad a lo que es el asunto, en sí, la aventura que ha habido, el esfuerzo y las disparatadas vivencias que ha habido para conseguir ese premio.

Lamento el escaso protagonismo del 'contratista' y a Atkinson lo encuentro desacertado, como si tratase de emular a su icónico personaje de Mr. Bean.