Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Ciencia ficción. Intriga. Thriller En el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. La humanidad ha contaminado y calentado el planeta hasta el punto de que las plantas y los animales prácticamente han desaparecido, y el único sustento disponible es un alimento sintético a base de pláncton, el 'soylent green'. Un día, un caso de asesinato lleva al duro policía Thorn y a su viejo amigo Roth hasta la empresa que lo fabrica. (FILMAFFINITY) [+]
14 de agosto de 2016
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Charlton Heston le dio fuerte por la ciencia ficción. De esa etapa nos ha dejado grandes clásicos pero también no tan clásicos, como esta «Soylent Green». Por cierto que el título «Cuando el destino nos alcance» es mucho más bonito y cuenta menos spoilers que el original inglés.

En el años 2022, ya nos va quedando menos, el mundo está superpoblado y arrasado por lo que imaginamos un cambio climático a lo bestia. En ese futuro lo que más llama la atención, aparte de que tenga el mismo look de los años setenta, es el concepto que he acuñado de «persona mueble». En «Cuando el destino nos alcance» no se dice así en ningún momento y, lo que aparece, se refiere solo a mujeres, así que yo he ampliado y puesto nombre al concepto. La película introduce la figura de una mujer que forma parte del mobiliario de un piso, igual que una silla o el horno de cocina, y que puede utilizarse, en el sentido más amplio de la palabra, como mejor le convenga al inquilino. Esto de por sí es indignante para las féminas, pero nos sirve para comprender hasta qué punto el varón tiene fantasías perversas en las que el denominador común es la subyugación de la mujer, convertida en esclava, y no ya solo sexual.

Sin embargo, como digo, el concepto da más de sí y de hecho en mi opinión esa idea de «persona mueble» está más presente de lo que imaginamos. Puede que realmente el futuro sea ese: el de personas sin posibilidad de ejercer la voluntad, sin independencia y sin ningún valor para el prójimo ni para sí mismas. Un paso más en el concepto de «hombre masa»: el hombre mueble.

La leyenda Edward G. Robinsón nos ofrece su última interpretación y eso merece todos nuestros respetos, pero la trama podría mejorarse. Poco más.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow