La lluvia cae sobre nosotros. Cae sobre la noche de una Osaka de luto, luminosa, decadente, gigantesca. Cae la lluvia sobre los muertos, sobre la sangre, sobre los hombres. Dicen que es una lluvia negra. Muy negra tiene que ser.

Ridley Scott firma un thriller apasionante con la mafia japonesa como mal al que vencer y el honor perdido como valor a recuperar. Michael Douglas es Nick Conklin, un policía neoyorquino quemado por su trabajo y perseguido por la sombra de la corrupción; junto a su compañero Charlie Vincent (Andy García, un fenómeno) se introducirán en el mundo de los Yakuza y llegarán hasta el lejano Japón tras la pista de Sato, un villano espeluznante y motorizado. Completa el trío protagonista un soberbio Ken Takakura en el papel del no menos soberbio agente Matsumoto.

Con mucho de cine negro, «Black Rain» se desenvuelve con estilo gracias a un buen guión, unos personajes carismáticos y complejos arrastrados por las emociones, una historia densa y dura a un tiempo, y una ambientación y decorados siempre bellos cargados de una atmósfera que se recrea en el tacto de la luz, las sombras de los cuerpos, el vaho de las calles. Diálogos inolvidables sobre la amistad, la traición y la deshonra, y escenas para el recuerdo con esas motos, esa katana, ese parking y esa lluvia que cae para limpiar la inmundicia y las lágrimas.

Preciosa. No te la pierdas.