Ese era el verdadero título de la película, pero les pareció tan evidente que optaron por poner «de Filadelfia» para disimular un poco las oscuras intenciones de quienes han perpetrado semejante película de horror.

Porque, para empezar, Katharine Hepburn es horrorosa. Lo siento mucho, pero es que alguien tiene que decir de una vez por todas que esta mujer guapa, lo que se dice guapa, no era. Ni tenía una chispa de atractivo, sensualidad, gancho o algo de «mona». Partiendo de esta base, ¿quién se va a creer que sea la reina de la seducción, la mujer perfecta, la sublime persona que vuelve locos a todos?

Claro que James Stewart no se queda atrás. Otro horror de galán que ya desde sus inicios interpretaba el mismo personaje bobo, insípido y hasta insoportable por momentos. Es de manual del horror la forma en la que trata a su compañera fotógrafa, personaje éste que se humilla y se arrastra ante él con una resignación que da escalofríos. El remate es esa escena final entre Tracy y Macauley ante la atenta mirada de la buena de Elizabeth. De verdad, espantoso.

El verdadero horror consiste en darse cuenta de que esa idea de mujer controlada por el hombre es la tónica en esta historia de enredos ridículos y humor prácticamente inexistente. El propio personaje de Tracy, presentado como libre y autónomo, va poco a poco amoldándose a los cánones y reprimendas que le dedican los distintos machos del grupo. Ella será «como él quiera que sea» y, se entiende, tendrá que aguantar lo que le echen. El padre infiel de Tracy ejemplifica perfectamente este posicionamiento tan desvergonzado.

Más allá de los valores, «Historias de Filadelfia» se hace lenta y eterna. Los personajes están muy mal construidos, el principio es aburridísimo y todo el desarrollo tremendamente absurdo, como el plan que trama Tracy contra los periodistas y que no sirve para nada. Además, que nadie se preocupe por un par de besos y un baño en la piscina a la luz de la luna y con muchas botellas de champán, que eso ni es infidelidad, ni tiene ninguna importancia... Sí, bueno, decídselo a Cukor.

En definitiva, una completa decepción y una nota global que también da bastante miedo.