Viendo películas como esta, a una se le quitan las ganas de meterse en un coche, irse de vacaciones y, si me apuras, hasta de tener amigos, que si son muy tontos pueden buscarte la ruina.

Claro, que en pelis como «Sé lo que hicisteis el último verano» la trama se aprovecha mucho de la mala suerte y de cierto sentido fatídico de la existencia, así que por muy tonto que sea tu amigo a lo mejor no había otra salida para lo que hace ni para lo que ocurre. El resultado es una historia que, aún imaginando desde el principio lo que está pasando, no deja de ser intrigante, porque en este género cualquier cosa es posible y ese, ese chico tan guapo y tan bueno de quien todas están enamoradas puede ser el culpable. Que no, tranquilos, que no es spoiler.

Del grupo típico de amigos-inseparables-que-van-a-morir debo destacar a Ryan Phillippe, un rubito muy mono de quien creo con franqueza que tiene mucho estilo y aptitudes de sobra para una buena trayectoria en Hollywood. En serio, ¿dónde están los productores? ¿Dónde los cazatalentos? Jennifer Love Hewit estuvo a un paso de ser sex symbol y de hecho no sé si lo llegó a ser... cosa incomprensible, aunque a mi me caiga muy simpática. Los demás, me son indiferentes.

Entretenida, veraniega, sanguinaria pero no en exceso y sin nada de terror, así que resulta más graciosa que otra cosa. Y para quien la haya visto: ¿de verdad el gancho del asesino será un símbolo fálico?