Pero, por favor, qué película más espantosamente rollo. Vaya con el cine clásico, en serio. ¿1939? En ese año se estrenaría «Lo que el viento se llevó»; nunca me voy a cansar de darle a esta película el mérito y reconocimiento que merece, porque es que es milagrosa.

En fin. Que «Tú y yo» es de 1939, muy norteamericana, con unos personajes muy norteamericanos aunque Charles Boyer sea, y haga de, francés. Ya su presentación en la que dicen de él que es un «rompecorazones» te provoca arcadas. La cosa sigue y lo vemos en la cubierta del barco muy chulo, muy estirado; unas norteamericanas se le echan encima y las ningunea para que se note que las mujeres en general solo merecen su desprecio. Luego conocemos a Terry, la chica, que es la superior, porque sí. Flechazo al canto. Admito que uno y otra se presentan de tal modo que me parece imposible que se gusten. Ella como una bocazas intrometida y él como un impresentable mujeriego que alardea de conquistas, y eso estando prometido.

Bueno, siguiendo con el guion, el encuentro y enamoramiento es entre cursi, rollo y poco creíble, más teniendo en cuenta que el viaje dura ocho días, que es el tiempo total que se tratan estos enamorados. Menos creíble aún es posiblemente el conflicto que se buscan ellos solos para forzar una situación melodramática al máximo, digna de telenovela venezolana. Madre del amor hermoso, son los amantes con menos problemas de la historia del cine, ¿a qué viene tanto alboroto?

Artificiosa, aburrida y sin ningún tipo de aliciente.