Si, suena raro, somos hispanos. Somos diferentes. Tenemos sentimientos y los plasmamos en el arte.
Hay una conexión, una sensibilidad, algo...el cine argentino es lo que tiene: que te toca en la fibra.
La familia: ese vínculo enorme que nos acompaña toda la vida, para bien y para mal, el pilar de nuestra vida.
Los amigos. Las relaciones que establecemos con ellos. La enorme alegría que da encontrarte con los de tu infancia y juventud: parece que fue ayer.
Sentir que perdemos nuestro pasado ( el restaurante de nuestra familia a manos de una multinacional, seguramente anglosajona que no entiende más que de números y de comidas rápidas).
Nuestras relaciones....un desastre, la mayoría de las veces. Apuntaladas como podemos, entre trabajo, gastos, deudas, sueños inconclusos, decepciones, frustraciones.... lo que queda, lo que sobra: el tiempo que nos dedicamos a nosotros. ¿ A dónde voy ? ¿ Tiene sentido todo esto ?
¿Dónde queda nuestra pareja en todo esto?
Nuestros padres: su vejez, cuando le dan importancia a lo verdaderamente importante.
Una historia bonita, un buen guión, personajes de carne y hueso, vernos retratados en estas situaciones.
Un magnífico elenco de actores. Un gran director.
Este es el cine argentino, pero va más allá: es NUESTRO CINE. El de 500 millones de personas que compartimos algo más que una lengua.